El clima mediterráneo (templado-cálido, con sequía de varios meses en verano) caracteriza a toda la región, aunque en amplias zonas del sureste peninsular español y del norte de África se llega al clima subdesértico o incluso al clima árido, ya que en el interior de África se encuentra el desierto del Sahara, uno de los más secos del mundo.
[2] El desigual desarrollo histórico entre Mediterráneo occidental y oriental se hace decisivo desde la aparición de la Revolución Neolítica y la Revolución Urbana en el Creciente fértil del Antiguo Próximo Oriente, que significó para esa región el nacimiento de la Historia.
Los pueblos indígenas de sus orillas quedaron incorporados a las redes comerciales de los pueblos colonizadores del Mediterráneo oriental (principalmente griegos y fenicios), navegantes interesados en la búsqueda de materias primas (fundamentalmente metales: cobre, estaño, oro y plata) y mercado para sus productos manufacturados de lujo (cerámica, telas, tintes, armas), para lo que establecieron factorías comerciales que con el tiempo se convertirían en colonias estables, hasta el extremo más occidental (Gadir -Cádiz-).
Esta situación se alteró con las guerras púnicas del siglo III a. C., en que la República Romana la sustituyó en ese papel, iniciando una nueva estrategia de penetración territorial (constitución de un verdadero Imperio).
Durante un tiempo (siglo VI), la recuperatio Imperii de Justiniano volvió a poner bajo control romano (esta vez oriental) buena parte de las costas del Mediterráneo occidental.
La descolonización norteafricana (años 50 y 60 del siglo XX) se produjo de manera muy diferente en cada caso (pactada la marroquí -que se mantuvo como aliado de los Estados Unidos- y con una violenta Guerra de Argelia -orientada hacia el bloque soviético-), y condujo a una rivalidad entre ambos estados expresada en el conflicto del Sahara Occidental (desde 1975).
Por otro lado, la intensificación del integrismo islámico tuvo como consecuencia un violentísimo conflicto en Argelia (Grupo Islámico Armado), a partir de la interrupción del proceso electoral que podía haberles dado la victoria.