Las noticias de la masacre rápidamente llegaron a la prensa, que denominaron al ataque israelí "la masacre de Qibya", en referencia a la aldea palestina que sufrió las atrocidades.
Tras el armisticio de 1949, Israel no permitió a estos refugiados palestinos volver a sus hogares, con lo que las Naciones Unidas decidieron crear campamentos de refugiados para ellos en Jordania, Siria y Líbano, así como en Cisjordania (que quedó bajo ocupación militar jordana) y la Franja de Gaza (ocupada por Egipto), hasta que se encontrase una solución permanente para estos refugiados.
[6] En este contexto, los fedayines palestinos (incluidos algunos beduinos) llevaron a cabo «inflitraciones» en territorio israelí.
[8] Poco después del ataque de Yehud, en una reunión de la Comisión Mixta del Armisticio entre representantes jordanos e israelíes, los jordanos condenaron el asesinato y prometieron hacer todo lo posible para capturar a los culpables.
[4] Las órdenes dadas al hombre a cargo de la operación, el mayor Ariel Sharon, eran "penetrar en Qibya, volar las viviendas y causar grandes bajas entre sus habitantes".
[5] Esta unidad se vio reforzada por otra fuerza más numerosas de paracaidistas y atacó la aldea protegida por la oscuridad.
[4] Los observadores de la ONU informaron con posterioridad de que "la misma historia se repetía una y otra vez: la puerta acribillada, los cuerpos esparcidos en el umbral, indicando que los habitantes habían sido forzados mediante intenso fuego a permanecer en el interior hasta que las casas fueron voladas junto con ellos".
Pinhas Lavon, que era ministro de Defensa en funciones tras haber dimitido en febrero por una serie de ataques terroristas encubiertos en Egipto conocidos como el Asunto Lavon, seguiría siendo diputado del Knéset (parlamento israelí) durante cuatro años más.
[5] Años después, Sharon confirmaría que David Ben Gurion, entonces primer ministro israelí, le había felicitado por la acción.