Se le recuerda también por ser el primer director de la Biblioteca Nacional del Perú.
En 1814 se sumó a las fuerzas revolucionarias que ocuparon Arequipa bajo el mando del brigadier Mateo Pumacahua y Vicente Angulo.
Tras la derrota de los rebeldes tuvo que huir, logrando evadir la represión con mucho esfuerzo (1815).
Nuevamente desterrado a Chile, retornó al Perú cuando ya la independencia estaba consolidada.
Durante sus últimos años asistió a las tertulias realizadas en la casa de Riva Agüero, con quien coincidió en censurar al liberalismo dominante.