Mariano Gómez Ulla

Sus maestros, en especial, el Dr. Sánchez Freire hicieron que se inclinase a formarse en cirugía, reconociendo él mismo posteriormente: “Desde los primeros años de la carrera sentimos afición por esta disciplina que nos cautivó al terminarla, por haber tenido la suerte de ser ayudante de un inolvidable maestro y gran cirujano de aquella época, el doctor Sánchez Freire”.

Más tarde consigue un doctorado por la Universidad Central de Madrid, única en España que concedía esa titulación, para el que presentó la tesis doctoral titulada "La desinfección en el Ejército", calificada de sobresaliente.

Participó activamente en la Primera y Segunda Guerras Mundiales, en una y por indicación expresa del rey Alfonso XIII para atender a las necesidades de los prisioneros alemanes en el frente occidental; y en la otra, reorganizando los servicios médico quirúrgicos de la División Azul, desplegada en el frente de Rusia.

A partir de aquí, su carrera cobró un ritmo cada vez más ascendente, participando activamente en los numerosos Congresos nacionales e internacionales de Medicina, en todos los cuales destacó por su aportación científica en todo lo que hacía referencia a medicina de guerra.

Cursó un año de estudios en este centro hasta ser nombrado médico segundo del cuerpo militar de sanidad, lo que hoy equivale a un teniente médico, en junio del año siguiente.

En 1915, a petición del Káiser alemán es comisionado por el ministro de la guerra por la Real Orden del 15 de febrero[9]​ para visitar los prisioneros alemanes y posteriormente el frente en conjunto, dicha comisión será gratificada por 22 500 pesetas anuales.

Se quedará en Francia hasta el final de la guerra, asistiendo a los actos conmemorativos por este y siendo condecorado con la medalla al reconocimiento francés.

[10]​ Entre sus acciones en el frente destacara la organización de un hospital quirúrgico de montaña transportable a lomos de mulos, que con unos 60 mulos podrá montar un hospital con 100 camas y un bloque operatorio cerca del frente para acercar la asistencia al herido, un avance comparable al de las ambulancias de Larrey en las guerras napoleónicas que evitara que los heridos tengan que trasladarse a plazas seguras a veces a muchos kilómetros para poder ser atendidos.

Este último, según una publicación del periódico suizo Le Journal de Genéve, fue intercambiado por el doctor José Bago, que pasó a Francia por la frontera navarra a la vez que el doctor Mariano Gómez Ulla pasó a ese mismo país por la frontera catalana acompañados por sendos delegados de la Cruz Roja.

[6]​ A lo largo de su vida Mariano Gómez Ulla fue un excelente militar, se le impusieron 24 condecoraciones entre las que destacan la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, varias cruces al mérito militar y la medalla del reconocimiento francés.

En su hoja de servicios destaca, entre otros, su informe personal en el que destaca su valor militar estando calificado de acreditado, y su mucha inteligencia en el servicio.

Ante tal situación, Gómez Ulla parte comisionado, en 1912, a París, Berlín y Roma y posteriormente, en 1915, regresa a Berlín donde alarga su estancia durante la Primera Guerra Mundial, con el objetivo de estudiar las distintas organizaciones quirúrgicas y evacuaciones desde primera línea del frente hasta la retaguardia.

Estos equipos, constituidos por personal sanitario, medios de transporte y equipos quirúrgico embalado en cajones lograron trasladar la asistencia sanitaria hasta casi el mismo frente, reduciendo considerablemente en número de bajas.

En caso de herida leve, separar la banda roja que indica la gravedad.

De los cuatro semicírculos rojos, que sirven para marcar el asiento de la lesión, solamente se dejará unido el que corresponda a la parte del cuerpo herida; y en caso de que fuesen varias las lesiones, se dejarán todos los correspondientes a aquellas.

Aclaraciones: Los heridos de guerra no se deben clasificar en el campo de batalla más que en graves y leves; por lo tanto, basta con una sola banda para indicarlo.

En este campo tiene gran importancia su trabajo “Inconvenientes reales y contraindicaciones de la anestesia medular”, donde expone las dificultades a las que tienen que enfrentarse equipos nacionales y extranjeros, así como él mismo al utilizar esta técnica.

También establece el tratamiento cruento de fracturas cerradas con sus consiguientes ventajas en el postoperatorio, y diseña, para inmovilizar fracturas transversales diafisiarias, una placa sobre la que ciñe cinta de Putti-Parrham.

Se mantuvo actualizado en todos los aspectos de su práctica, incluidos: Planificación, Logística, Cirugía, Anestesia, Rehabilitación y Medicina Preventiva, aunque con más aportaciones prácticas que teóricas.

Comenzó a ser ocupado por enfermos en 1896, en una situación crítica por la multitud de combatientes heridos y repatriados.

Retrato de Mariano Gómez Ulla por Eulogia Merle