Margarita Rutan

La Iglesia católica la considera mártir de la fe.

[1]​ Desde pequeña fue dirigida a aprender matemáticas y dibijo lineal por su padre.

Muy joven, descubrió su vocación al servicio a las obras de caridad.

Ese mismo día murió, junto a un sacerdote en la guillotina, según las fuentes, por no renegar de su fe.

Según el Cardenal Angelo Amato, después de haber sido asesinada, el verdugo desfiguró su rostro por presentar fortaleza al momento de su muerte.