Las otras ciudades se hicieron recompensar con otros privilegios similares, aunque algunos fueron luego revocados.
[7] Guillermo convocó a la Asamblea General y su madre le concedió el título de "Verbeider", es decir, lugarteniente.
El obispo reunió un ejército y, entrando en Holanda, redujo a cenizas la ciudad de Oudewater.
[8] Tras la guerra el obispo encontró el tesoro agotado por los gastos de la misma y abandonó la diócesis partiendo para Roma.
[9] En 1348, Margarita cedió oficiosamente la soberanía de Holanda, Zelanda y Frisia a su hijo Guillermo.
[11] La nobleza y las principales ciudades apoyaron a Guillermo y su madre solicitó el apoyo de Eduardo de Inglaterra al que le ofreció cederle el gobierno durante algunos años, bajo ciertas condiciones, si acudía en su socorro.
[12] Esto causó una revuelta en Holanda, los partidarios del conde Guillermo (que se denominaron "Kabelljauws") y los de la emperatriz Margarita ("Hoeks") desencadenaron una auténtica guerra civil.
Los dos partidos se distinguieron por el color de sus gorros: gris, los Kabelljauws y rojo, los Hoeks.