María Jacinta Martínez de Sicilia y Santa Cruz

La pareja se había conocido en una visita de la familia Santa Cruz a Pamplona, ciudad en la que Espartero estaba destinado.[2]​ Por otro lado, pese a no recibir una educación reglada fuera del hogar, los testimonios indican que fue una mujer culta e inteligente.[3]​ Aunque nunca desempeñó oficialmente un cargo, las fuentes indican que doña Jacinta tuvo una gran influencia en su marido.Así lo demuestran las cartas que Espartero le envió durante la Primera Guerra Carlista, en las que puede leerse como informaba a su esposa de todos los detalles bélicos e incluso le pedía consejo.Durante este último periodo se trasladó a la corte, donde colaboró con su marido en el control del ambiente cortesano que rodeaba a la reina Isabel II.En 1836 se le concedió el ingreso a la Orden de María Luisa.Con la Revolución Gloriosa hubo varias intentonas para que la pareja aceptase la corona de España pero Espartero las rechazó.ROMANONES, Conde de, Espartero, General del pueblo, Madrid: Espasa-Calpe, 1932.SCHUBERT, A., “Baldomero Espartero (1793-1879): del ídolo al olvido”, en BURDIEL, I. y PÉREZ LEDESMA, M.), Liberales, agitadores y conspiradores: biografías heterodoxas del siglo XIX, Madrid: Espasa-Calpe, 2000, pp.SCHUBERT, A., “El hombre imprescindible: Baldomero Espartero y la crisis revolucionaria de 1868-1876”, Ayer, 104, 2016, pp.Doña Jacinta y Sinforosa: la mujer en el siglo XIX Biografía: CEIP Duquesa de la Victoria.