Había recibido, por correspondencia, en París lecciones de Ravel y Charles Koechlin o Jacques Ibert.
Francisco José León Tello lo definió como un compositor en el que se caracterizaba su universalidad: "Lejos de encasillarse en una técnica formulística caducada, ha seguido el desarrollo del arte de su siglo y ha sentido la necesidad de encontrar una técnica nueva que responsiese a su propia sensibilidad.
[3] Aunque parte de sus composiciones no son conocidas, algunas de ellas, como el Concierto Levantino para guitarra, la Marcha burlesca y Danses valencianes para orquesta; la Sonatina valenciana y los Breves preludios para piano, le definen como un compositor mediterráneo y universal al mismo tiempo.
Según María Teresa Oller, Manuel Palau era un músico moderno de manera espontánea, natural, porque su modernidad era en él algo innato y porque el mensaje que enviaba por medio de su música era nuevo, con toda la extensión de la palabra.
[5] La labor de Palau en el campo del ensayo y la investigación musical fue importante, siendo director del Instituto Valenciano de Musicología y del Instituto Alfonso el Magnánimo de Valencia, habiendo exhumado numerosas partituras, obras polifónicas del siglo XVII y más de 1500 motivos folklóricos, entre ellos la música completa del Misteri d'Elx, escribiendo numerosos ensayos y análisis sobre el tema.