Promocionó la vivienda de baja densidad, considerándola la idónea para cualquier estrato social.
Acabó sus estudios en 1903, habiendo coincidido a lo largo de la carrera con Amann, Anasagasti, Ángel Líbano e Ismael Gorostiza.
A la vuelta, tras la Guerra Civil, se encontró con un País Vasco en ruinas.
A partir de entonces desvió su obra más hacia la vivienda multifamiliar.
Manuel María Smith fue el arquitecto más solicitado por la oligarquía vasca, súbitamente enriquecida por la explotación minera y toda la infraestructura industrial que se había generado a su alrededor y que, en las tres primeras décadas del siglo XX, ve la necesidad de modificar sus residencias para mostrar algo más acorde a su nuevo estatus.
Aunque Manuel María Smith demostró estar al corriente de la vivienda obrera que se realizaba en otros países, no se dedicó a ella con demasiada devoción.
No obstante, después de la Guerra Civil se dedicó con más ahínco a este capítulo.