Este palacio es una interpretación muy personal del estilo neo-montañés en la que su arquitecto, Manuel María Smith, valora sobre todo el interés artístico de la asimetría.
[3] Está inscrito en una tradición regionalista palaciega, pero con un repertorio decorativo extraordinariamente variado, muy influido por el neo-goticismo.
Presentan gran riqueza de formas: arcos de medio punto, conopiales, lobulados y geminados, junto a vanos adintelados, apaisados y angulares.
La fachada orientada al mar posee una torre en su ángulo izquierdo y muestra el semisótano recorrido por una galería en arcada rebajada, sobre la que se desarrolla, en la planta baja, una gran terraza de ventanales escarzanos, y un mirador de piedra en el primer piso.
La fachada hacia Atxekolandeta está presidida por otra torre que en su planta baja acoge el ingreso principal, bajo un porche poligonal con tres arcos, el central moldurado, y sobre él, un balcón de piedra y rejería con puerta de alfiz escalonado.