Regresó al Virreinato del Río de la Plata a fines del siglo XVIII, instalándose en Buenos Aires, y en 1803 regresó a Salta.
En octubre de 1811 fue enviado con un piquete de soldados por el gobierno salteño a Pastos Grandes, en la Puna salteña, para interceptar posibles espías y contrabandos realistas.
En esa oportunidad se pasó al bando realista y apoyó el avance del ejército de Pío Tristán.
En esta segunda batalla fue herido de bala en la lengua, perdiendo el habla.
Su última actuación pública fue en 1834, cuando participó en los movimientos políticos que terminaron con la caída del gobernador Pablo Latorre.