Manuel Aznar Zubigaray
Su padre Benigno Aznar colaboraba con el Ayuntamiento de Echalar y otras instituciones del pueblo.[4] Comenzó, tras estas primeras aportaciones infantiles, a colaborar en 1912 con el periódico tradicionalista La Tradición Navarra.[5] En Bilbao trabajó como redactor del diario Euzkadi, de corte nacionalista vasco y recientemente fundado, entre otros por él, a los dieciocho años.Durante la Primera Guerra Mundial escribió crónicas del frente desde lo que hoy es la Biblioteca de Bidebarrieta, en Bilbao, firmando con el seudónimo «Gudalgai» ("recluta", en euskera).[6] Hacia 1916, Aznar Zubigaray se afilió al Partido Nacionalista Vasco y fue acusado años después por Indalecio Prieto de representar a las tendencias radicales dentro del mismo.Despertó la simpatía de Georges Clemenceau el cual le concedió hasta cinco entrevistas.[7] En 1922 dejó España con su familia y marchó a Cuba buscando abrirse hueco entre el periodismo cubano.Su contacto con la isla caribeña en particular y con Hispanoamérica en general, no se terminaría aquí, pues seguiría siendo corresponsal jefe de El Diario de la Marina y del diario argentino La Nación en Madrid durante la Guerra Civil.Llegó a dirigir el Diario Vasco —periódico que se le ofreció tras rechazar dirigir el vallisoletano Libertad—, la revista Semana —publicación de la cual fue fundador junto a Manuel Halcón—, La Vanguardia y la agencia de noticias EFE.Por otro lado, Manuel Aznar, tiempo después le consideraría a su vez como «una atroz calamidad» desde el punto de vista político.Juan Luis Cebrián destacó la figura de Aznar en estos términos: «Don Manuel Aznar defendió la necesidad de los periódicos para promover la restauración democrática; también hubo buenos periodistas en la dictadura y ha habido malos gobernantes en la democracia».