Este pueblo agrícola-alfarero tenía una organización admirable, y un alto desarrollo cultural, incluida cueca, que tuvo gran influencia en la civilización incaica.
Los atacameños, a su vez habían sido influenciados enormemente por los nazca, una sociedad organizada que ocupó buena parte del desierto de atacama, principalmente la zona costera y central, y que se extendió a lugares tan lejanos como el valle central de Chile.
Los cronistas españoles observaron sus rituales musicales con atención y tomaron nota, lo que ha permitido comparar los primeros encuentros, con la música mapuche moderna.
Bernardo Havestadt visitó Chile en 1777, y luego publicó en Westfalia un documento que contenía 19 himnos mapuches acompañados por música de estilo europeo.
Para alejar a este enemigo maligno, se golpea también con palos y ramas las paredes de la choza del Chiehaus".
A comienzos del siglo XVIII en Chile se tocaban clavicordio, Espineta, Violín, Castañuelas, Pandereta, Guitarra y Arpa.
Isidora Zegers, junto con José Zapiola Cortés y Manuel Robles Gutiérrez, fundaron en 1826 la “Sociedad Filarmónica” en Santiago, una organización de gran importancia por ser la primera en su género.
[29] La sociedad filarmónica realizó 6 conciertos entre 1926 y 1928, estos son un hito importante para el país, sin paralelo en las décadas que lo precedieron.
La sociedad filarmónica, logró exponer la música más allá de los salones privados y las tertulias, a las que solo unos pocos privilegiados tenían acceso.
[31] La primera ópera chilena fue compuesta por Aquinas Ried, médico cirujano, compositor y dramaturgo de origen bávaro, que se había radicado en Chile.
También durante este siglo nacieron algunos destacados compositores que brillaron durante el siglo venidero, entre ellos: Celerino Pereira Lecaros (1874), Próspero Bisquertt Prado (1881), Carlos Lavin (1883), Javier Rengifo (1884), Alfonso Leng (1884), Enrique Soro (1884), Pedro Humberto Allende (1885), Carlos Isamitt (1887), Acario Cotapos Baeza (1889), Armando Carvajal (1893), Samuel Negrete (1893), Roberto Puelma (1893), Juan Casanova Vicuña (1894) y Domingo Santa Cruz (1899).
Durante las décadas de 1940 y 1950 este movimiento se volvió un emblema nacional, principalmente por razones estéticas, transformándose en un espectáculo que celebraba el patriotismo.
A ese aire folclórico latinoamericano, la Nueva Canción incorporó un fuerte compromiso con el proceso de cambios sociales que vivía Chile en los años sesenta y setenta.
Este conjunto que fue uno de los grupos musicales más representativos del movimiento, junto a otros como Inti Illimani e Illapu.
Grupos como Congreso fueron más allá incluso, agregando elementos propios del jazz, el rock progresivo, y la música contemporánea.
Antiguamente asociada a las clases bajas, hoy, la cumbia es uno de los estilos musicales más popular del país y transversal a toda la sociedad, tanto como baile o como canción, destacándose su multiplicidad de subgéneros que conviven simultáneamente en distintas regiones o segmentos del país.
Entre los más populares se encuentran: Luis Alberto Gatica o Lucho Gatica, el cantante de mayor trascendencia para Chile en este estilo, considerado como uno de los máximos exponentes del bolero a nivel internacional, ha logrando popularidad en Latinoamérica, España, Asia y Estados Unidos.
Myriam Hernández destaca en los años 1980 y 1990 con una carrera cuya difusión desde México la hizo conocida a nivel latinoamericano y norteamericano, con temas como El hombre que yo amo, Huele a peligro, Mío, Peligroso amor, Mañana, Tonto, Herida, Ay, amor, Se me fue, No te he robado nada, Dónde estará mi primavera, entre muchos otros.
Alberto Plaza ha destacado desde los 1990 hasta la actualidad, como compositor y cantante, ha realizado más de mil conciertos en América Latina.
A partir de esto, numerosos artistas continuaron con el desarrollo de este movimiento durante los años 1960, entre ellos Cecilia Pantoja, Antonio Prieto, Antonio Zabaleta, Germán Casas, Ginette Acevedo, Gloria Benavides, José Alfredo Fuentes, Jorge Pedreros, Luis Dimas, Maitén Montenegro, Marcelo Hernández, Mirella Gilbert, Osvaldo Díaz, Paolo Salvatore, Pat Henry, Peter Rock, Roberto Vicking Valdés, The Ramblers, Carmen Maureira, entre muchos otros.
También destacaron bandas de metal progresivo como Alejandro Silva Power Cuarteto, Coprófago, Crisálida, Horeja, Matraz o Delta.
Un estudio realizado en 2018 confirma que Chile es el país con más bandas de metal per cápita en América Latina duplicando a Argentina y al resto por mucho.
Los artistas independientes o "Indie" como son llamados en los países angloparlantes, tienen la capacidad de crear sin las limitaciones comerciales que muchas veces imponen los grandes sellos, esto les permite innovar, y también crear para pequeñas audiencias que de otra manera no podrían ser alcanzadas.
[67] Entre los mejor conocidos están: Anita Tijoux, Mon Laferte, Francisca Valenzuela, Álex Anwandter, Gepe, Javiera Mena, Pedropiedra, Camila Gallardo, Denise Rosenthal, María Colores, Teleradio Donoso, Ases Falsos, Planeta No, Astro, Primavera de Praga, Difuntos Correa, Niños del Cerro, y Dënver.
Entre las figuras del jazz contemporáneo chileno destacan: Jorge Vera, Ricardo Arancibia, Mariano Casanova, Cristián Cuturrufo, Federico Dannemann, Alejandro Espinosa, Mario Feito, Christian Gálvez, Pedro Greene, Martin Joseph, Ronnie Knoller, la Familia Lecaros, Mario Lecaros, Pablo Lecaros, Roberto Lecaros, Agustín Moya, Gonzalo Palma, Ángel Parra, Andrés Pérez Muñoz, Lautaro Quevedo, Felipe Riveros, Carla Romero, Moncho Romero, Melissa Aldana, Miguel Sacaan y Nicolás Vera, José Gil, Antonio Lambertini, Camila Meza, Jorge Caraccioli y los grupos Los Titulares, La Marraqueta, Ángel Parra Trío, Holman Trío, Contracuarteto, Caravana Trío, Antonio Monasterio Ensamble, Jazzimodo y Ensamble Quintessence, entre muchos otros.
Entre los compositores, algunos de los más destacados son: José Zapiola, Enrique Soro, Domingo Santa Cruz, Pedro Humberto Allende, Fernando García y Miguel Farías.
[71] También destacan Cirilo Vila (Discípulo de Olivier Messiaen), Luis Advis (Quien consolida la Cantata Popular con Obras como la Cantata de Santa María de Iquique), Gustavo Becerra-Schmidt, Santiago Vera-Rivera, Carlos Riesco, Roberto Falabella, Nina Frick, Carlos Isamitt, Raposo Acevedo, Andrés Alcalde, Leni Alexander, René Amengual, Próspero Bisquertt, Gabriel Brncic, Salvador Candiani, Acario Cotapos, Roberto Falabella, Fernando García Arancibia, Celso Garrido Lecca, Alejandro Guarello, Hans Helfritz, María Elena Hurtado, Carlos Isamitt, Tomás Lefever, Alfonso Letelier, Eduardo Maturana, Alfonso Montecinos, Juan Orrego Salas, Roberto Puelma, Carlos Riesco, Claudio Spies, Andrés Steinfort, Jorge Urrutia Blondel, Abelardo Quinteros y Darwin Vargas, entre otros.
En la actualidad, la música docta chilena ha tenido un fuerte impulso gracias a la difusión que le ha dado importantes guitarristas como Luis Orlandini, Eulogio Dávalos Llanos, Nicolás Emilfork, Romilio Orellana, Carlos Pérez y Juan Antonio Escobar.
Aunque hubo intentos anteriores, todos fracasaron debido a la exigencia de la partitura, que requiere entre los coros y ejecutantes unos 600 músicos para ser interpretada, según Mahler lo dejó estipulado.
Su entreno generó una reyerta entre los asistentes, debido a que hasta la fecha era considrado una ofensa mezclar la música clásica con la cuestión social.