Lyle y Erik Menéndez

Después de que la familia se mudase a California en 1987, cuando el padre logró un trabajo en Carolco, Erik asistió al instituto en Calabasas.

José y Kitty estaban cansados aquella tarde de verano debido a que la familia había salido a pescar tiburones en un yate alquilado, llamado Motion Picture Marine, hasta la medianoche del día anterior.

Tanto Lyle como Erik habían salido esa noche; entonces José y Kitty se retiraron al estudio para ver la película de James Bond La espía que me amó.

Los vecinos reportaron más tarde haber escuchado algo que sonaba como fuegos artificiales alrededor de las 22:00, pero no le dieron mayor importancia.

José recibió un disparo a quemarropa en la parte posterior de la cabeza con una escopeta Mossberg calibre 12.

La Policía consideró sospechosos a los hermanos de inmediato, pero no tenía pistas.

Kitty, por otro lado, parecía nerviosa en el período previo a los asesinatos; constantemente bloqueaba la puerta de su dormitorio por la noche y mantenía un rifle en su armario.

[6]​ Lyle compró un costoso reloj Rolex, un Porsche 911 y el Chuck's Spring Street Cafe,[7]​ un restaurante de buffalo wings en Princeton.

Para evitarse más problemas, terminó contándolo todo (una de las excepciones a la confidencialidad entre médico y paciente se produce cuando el paciente pone en peligro al terapeuta, o un tercero en general).

En enero de 1997, Lyle se casó con una amiga por correspondencia con quien mantenía contacto postal desde hacía mucho tiempo, Anna Eriksson, exmodelo.

El matrimonio terminó, según los informes, en menos de un año[8]​ después de que ella supuestamente descubriera que Lyle le engañaba dirigiéndose por escrito a otra mujer.

Lyle y Rebecca se conocían postalmente, según los informes, desde aproximadamente diez años antes de su compromiso.

Tengo que estar físicamente separada, pero estoy emocionalmente ligada a Erik... Mis amigos no lo entienden...».

[12]​ Con respecto a su sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional, Erik ha declarado: «Tammi es la que me hace seguir.

Me asusta mucho simplemente que no hayan llegado a un acuerdo».

[12]​ Erik trabaja como conserje nocturno y comparte una celda de seis por nueve pies con otro preso.

[3]​ Este penal permite a reclusos interactuar entre ellos, según un blog del Departamento Penitenciario de California, y ambos finalmente pudieron reencontrarse.