Algunos académicos latinoamericanos, como la historiadora Carmen García Monerris y el cubano Sergio Guerra Vilaboy, retratan la proclamación de Iturbide como Emperador como un golpe o autogolpe de Estado, apoyado por el militarismo y con origen en las disputas del entonces regente con el Congreso.
[cita requerida] En 1820, Iturbide es convocado por el virrey Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza, para dar fin a la debilitada insurgencia.
O'Donojú, sin más opciones al llegar a una Nueva España bajo control trigarante, pacta con Iturbide los Tratados de Córdoba para la independencia y creación del Primer Imperio mexicano, donde se ratifican los puntos expuestos en el Plan de Iguala, y O'Donojú añadió la cláusula de que, si el Imperio Español rechaza su derecho a elegir un regente para México, el congreso mexicano tendrá la libertad de elegir a quien desee como emperador.
El día posterior se firma el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
Posteriormente, se convoca y reúne al primer congreso constituyente de México.
En el camino, personas provenientes de todas las clases y estratos sociales se unieron a la proclamación.
Ningún diputado vota en contra, como resultado, Iturbide queda declarado como Emperador de México.
Posteriormente, el congreso se reuniría en sesión cerrada para discutir los títulos nobiliarios y características del emperador.
Se le declara emperador vitalicio, con carácter de título hereditario para sus descendientes, quienes son nombrados príncipes y princesas.