Lenguas comecrudas
En 1829, el botánico francés Jean-Louis Berlandier registró una lista de 148 palabras del comecrudo, al que denominó mulato.[3] La palabra "comecrudo" proviene del español, siendo su significado literal "comedor de carne cruda".Los españoles utilizaban, además, el término "carrizo" para referirse a todos los grupos hablantes de estas lenguas.[6] Aunque se trataba de una propuesta preliminar, sentó las bases para discusiones posteriores sobre la relación genética entre estas lenguas.[8] Esta hipótesis respondía al reconocimiento de características léxicas y fonológicas compartidas entre estos grupos, aunque también fue una generalización basada en datos incompletos.Más tarde, Edward Sapir (1920) aceptó la propuesta de Swanton e incluyó esta hipotética familia coahuiltecana como una rama más de las lenguas hokanas, aunque esta propuesta sigue siendo controvertida.[2] La extensión geográfica del carrizo parece estar correlacionada con las dinámicas históricas de los pueblos indígenas de la región, quienes vivían en bandas seminómadas y explotaban los recursos naturales según los ciclos estacionales.[1] El garza, documentado en menor medida, es la variedad lingüística vinculada con los pueblos que habitaban el área del río Bravo cerca de Mier y se conoce a partir de dos nombres tribales y veintiún palabras recogidas al jefe del pueblo por Berlandier en 1828.En esa época, todos los garza también hablaban español y se habían asimilado culturalmente.Al igual que el garza, el mamulique parece estar vinculado geográficamente con comunidades que vivían más lejos del delta del río Bravo, lo que podría indicar un mayor grado de diferenciación dialectal debido al aislamiento geográfico y las interacciones con otros grupos indígenas de la región como los alazapas.Destaca la falta de inflexión nominal, ya que los sustantivos no parecen marcar género, número ni caso.Presenta, además, una tendencia aglutinante, en la cual los morfemas se combinan para expresar relaciones gramaticales, posesión y otros aspectos.Las frases nominales son posposicionales, mientras que los modificadores como adjetivos y cuantificadores aparecen después del sustantivo.Se identifican tres prefijos para las personas gramaticales:[2] El prefijo pa- es uno de los morfemas más recurrentes y aparece en diversas construcciones verbales, por lo que podría actuar como un marcador de aspecto o como un elemento gramatical que da cohesión a la estructura verbal.El sufijo -le se encuentra en varios tipos de construcciones y sugiere funciones relacionadas con subordinación o relativización, interpretado generalmente como un participio.[14] La influencia del español en el carrizo es notable, especialmente en términos asociados con prácticas y elementos introducidos por los europeos.