Simboliza tradicionalmente coraje, nobleza, realeza, fuerza, majestuosidad y valor, porque históricamente el león ha sido considerado como el rey de las bestias.
No obstante, existen muchas variaciones en cuanto a su disposición o a la alteración de las partes del cuerpo que se representan, dando lugar a diferentes figuras que si bien reciben el nombre genérico de león, son especificadas de manera complementaria en la descripción del escudo.
La posición de las patas traseras varía según la costumbre local: el león puede pararse sobre ambas patas traseras, bien separadas, o sólo sobre una, con la otra también levantada para atacar; la palabra rampante a menudo se omite, especialmente en el blasón temprano, ya que esta es la posición más habitual de un cuadrúpedo Leones aparecen en la cimera de un escudo de armas, tanto en posición naciente, como en saliente: Los leones heráldicos se dibujan con el sexo al descubierto, es decir, enteros.
Si así no se hiciera, habría que calificarlos con el vocablo infamado.
Esta era una circunstancia que se aplicaba a las armas castigadas por el monarca, cuyos dueños hubieran incurrido en los casos de herejía, traición o sodomía.