Las primeras formas de soportes se encuentran en sellos medievales.
Las figuras utilizadas como soporte pueden basarse en animales reales o imaginarios, figuras humanas y, en raras ocasiones, plantas u otros objetos inanimados, como las columnas de Hércules del escudo de España.
[2] Si bien esos partidarios individuales son generalmente águilas[3] con una o dos cabezas, hay otros ejemplos, incluida la cátedra en el caso de algunas catedrales canadienses[4].
Los soportes no son precisamente hereditarios y transmisibles de padres a hijos como lo son las armerías porque algunas veces se mudan por alguna ocasión importante que hay para ello.
Los partidarios de los animales son, por defecto, tan cercanos la postura rampante como sea posible, si la naturaleza del soporte lo permite (esto no necesita ser mencionado en el blasón), aunque hay algunas excepciones blasonadas.