Las culturas bato, Llolleo y Aconcagua, según demuestran investigaciones realizadas desde 1895, dejaron, tanto en los alrededores de la laguna El Peral como en el sector sur del balneario, cerámicas, conchales (Playas Blancas) y cementerios (sector Bomberos).
[1] El territorio del que hoy es parte Las Cruces estaba habitado antiguamente por diferentes grupos indígenas de idioma mapuche.
A fines del siglo XIX hizo construir la casa que se llamaría "Villa María Luisa", en honor a su mujer María Luisa Mujica Marín, y luego su hermano Rodolfo y su hijo Osvaldo Marín Mujica también erigieron las suyas, dando con ello origen al llamado "Barrio Vaticano".
En este balneario pintó Juan Francisco González (el padre de su segunda esposa, José Toribio Marín Briones, tenía un fundo en la zona[5]) y también vivió el artista Arturo Pacheco Altamirano.
[6] Otros escritores se han instalado asimismo en Las Cruces, como el guionista (Julio comienza en julio, Caluga o menta, Amnesia) y novelista (Tres nombres para Catalina) Gustavo Frías, que llegó en la década anterior a Parra, o el periodista (Salvador Allende: Biografía sentimental) y narrador (Butamalón) Eduardo Labarca, que habita la que fuera casa-taller del pintor Juan Francisco González.
[4] En el barrio El Quirinal, tienen su casa sobre la Playa Chica, la familia Precht-Bañados, donde sus hijos, Cristián, destacado sacerdote, y Hernán, arquitecto, académico y comunicador social, son muy conocidos; del sector son también los Espinosa-Martínez, entre los que figura José Artemio, que, después de haber enviudado de Angélica Mackenna, fue ordenado sacerdote por el cardenal Errázuriz.
Son interesantes asimismo varias mansiones, como la proyectada por el arquitecto Josué Smith, o el Castillo Negro, mandado a construir por Rodolfo Marín Carmona y obra de Héctor Hernández.