Carmen Berenguer

[2]​ Se descubrió poeta en su juventud, al escribir «aquello que no podía comunicar por otros medios».

[3]​ Antes de publicar su primer poemario, Berenguer estuvo en dos oportunidades residiendo en Estados Unidos con su marido, el científico Carlos Jerez.

En ese sentido, reemplazaba la academia, que se había trasladado del Mulato Gil al Jaque Mate».

[5]​[6]​ Fue en esos años que Berenguer se convirtió en un personaje ineludible del paisaje poético chileno al publicar tres obras: Bobby Sands desfallece en el muro (1983) —libro homenaje al poeta irlandés que falleció en una huelga de hambre y en el que Berenguer reconstruye el camino del revolucionario hacia la muerte—; Huellas de siglo (1986) y A media asta (1988).

La crítica Eugenia Brito ha señalado que «el aporte de Berenguer a la literatura chilena consiste en la ruptura del verso, por una parte con la escritura graffiti, que se hace eco, grito, testimonio de una tortura.

La escritura parece entonces padecer el mismo rigor del hambre: es breve, no obstante exhaustiva y eficiente.

Por otra parte Berenguer imita la oralidad, la forma más desembozada del habla común y corriente en la poesía».

Su velatorio se llevó a cabo en La Chascona, casa-museo del poeta Pablo Neruda.

La poeta chilena Berenguer durante un recital con la música Carolina Jerez, 2015