Langobardia Minor fue el nombre que, en la Alta Edad Media, se dio al dominio lombardo en el centro y sur de Italia, correspondiente a los ducados de Spoleto y Benevento.
Una vez en Italia a través del Friuli en 568, los lombardos quitaron a los bizantinos una gran parte de la tierra al sur de los Alpes, pero no constituyeron, al menos inicialmente, un dominio uniforme y contiguo.
Las tierras sometidas fueron agrupadas, en la terminología de la época, en dos zonas importantes: Langobardia Maior, de los Alpes a lo que hoy es la Toscana, y Langobardia Minor que incluía las posesiones al sur de los territorios bizantinos (que en aquella parte final del siglo VI se extendía desde Roma hasta Rávena a través de lo que hoy es Umbría y Las Marcas).
El Exarcado de Rávena fue conectado con Roma a través del «corredor bizantino», que cruzaba Orvieto, Chiusi y Perugia y separaba la Langobardia Minor de la Maior.
Al principio incluyeron geográficamente solo las tierras interiores, dejando a los bizantinos el control de las zonas costeras; sólo más tarde (particularmente en el reinado de Agilulfo 591-616) las posesiones lombardas fueron extendidas también hasta las costas.