Julio Bracho

Junto con Isabela, quien sería su primera mujer y con quien vivió cerca de diez años sin formalizar relaciones, fundó el Teatro de Orientación, es en este en el que debuta como director de escena con la obra Jinetes hacia el mar, del irlandés J. M. Synge, traducida por Juan Ramón Jiménez, montó posteriormente otras obras, hasta que en 1933 realiza Lázaro rió, de Eugene O’Neill, que se convierte en su primer gran éxito teatral.

Incursionó también como productor con la película Don Simón de Lira, con la que no logró gran éxito.

Dirigió varios melodramas exitosos como Inmaculada, Historia de un corazón, Paraíso robado, Rostros olvidados, La ausente, La cobarde, La posesión entre otras, dirigiendo a estrellas como Rosario Granados, Libertad Lamarque, Arturo de Córdova, Irasema Diliány Miroslava.

Bracho sería pareja también de Delia Ruiz Velázquez, María Félix –según cuenta su hija Diana Bracho–, más adelante con la actriz Rosenda Monteros y, por último, con Cristina Pardiñas Noguera, española radicada en México, hija del pintor Alejandro Pardiñas.

[1]​ Además el director sufrió un boicot contra su carrera a raíz de haber dirigido la película.

También hizo una participación especial como actor en la cinta Pedro Páramo, de José Bolaños.

Sus últimos años los pasaba en su hogar leyendo los obituarios de los periódicos para identificar aquellos que bloquearon su película.