La sombra del caudillo (película de 1960)

Es una fuerte crítica al caudillismo protagonizado por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.

[5]​ Fue el secretario de la Defensa, general Agustín Olachea, quien ejerció la presión suficiente al director general de Cinematografía, Jorge Ferretis, para impedir el estreno y dar marcha atrás a la autorización previa que se tenía dada.

La primera fue regalada al presidente Adolfo López Mateos quien la entregó a la Universidad Nacional Autónoma de México; la segunda —después de haber sido proyectada en el festival— se quedó en Checoslovaquia, motivo por el cual, se pudo exhibir en Polonia, Bulgaria, la Unión Soviética, Rumania y China.

Sin embargo, dos eventos hacen cambiar a Aguirre de opinión: el secuestro del diputado Axkaná González (una especie de alter ego del escritor Martín Luis Guzmán), quien era su amigo, y una fuerte discusión con el general Jiménez.

Este asesinato corresponde en la vida real a la tragedia de Huitzilac, en donde murió Francisco R. Serrano.

Fue la alusión a este acontecimiento histórico el motivo principal por el que se impidió el estreno durante treinta años.

En las escenografías colaboraron Jorge Fernández, Roberto Silva, Ramón Rodríguez Granada, Jesús Bracho y Salvador Lozano Mena.

El maquillaje fue coordinado por Sara Mateos y la decoración de escenarios la hizo Ernesto Carrasco.

Martín Luis Guzmán escribió una reseña en la columna “Pequeñeces” de Cine Mundial reconociendo la labor de Bracho, en donde el actor Víctor Manuel Mendoza enfatizó que todos los que habían participado en la película habían sido mexicanos.

Bracho admitió haber cometido estos pequeños errores, declarando que la finalidad de la película no era convertirse en una manifestación artística sino en un artículo periodístico, añadió que no le interesaba el cine artístico sino el cine-vida, el cine-emoción, el cine-razón, el cine-revolucionario.