En un tiempo, los vastos territorios del Imperio ruso albergaron a la mayor población judía en el mundo.
En esa época, la comunidad de Kiev estaba orientada hacia Bizancio (los romaniotes), Babilonia y Palestina, aunque estuvo progresivamente más abierta a los askenazíes.
En 1495, Alejandro I Jagellón expulsó a los judíos del Gran Ducado de Lituania, aunque revirtió su decisión en 1503.
No fue el único brote antisemita ocurrido en Rusia: son numerosos los pogromos documentados durante la Revolución rusa de 1917 el apoyo a la revolución por parte de colectivos judíos menos favorecidos, motivó su posterior represión por parte del Ejército Blanco.
[3] También se dieron pogromos en las gobernaciones de Podolia, Volinia, Chernígov, Yekaterinoslav y otras.
Durante estos pogromos se formaron las primeras organizaciones de autodefensa judías, estando las más importantes en Odesa.