Su estilo se aproxima al clasicismo.
En Zamora reedificó el claustro de la Catedral, destruido por un incendio.
Se le atribuye la escalera del claustro del desaparecido Monasterio de San Vicente, también de Salamanca, con una solución parecida a la que había hecho su maestro Gil de Hontañón en San Esteban.
En Ciudad Rodrigo intervino en la Capilla Cerralbo.
Aunque no está certificado, lo más probable es que muriese en Salamanca, pues se sabe que por entonces trabajaba en la Iglesia de San Andrés, de los Carmelitas Calzados, de esta ciudad.