Sin embargo las fechas son desconocidas: si Carrasquedo entró como infante del coro hacia los nueve años —edad habitual—, su tío todavía se encontraba en Italia.
Quedó de interino el tenor Ventura Suárez mientras se organizaban las oposiciones para el ocupar cargo.
[7] La obra de Carrasquedo fue olvidada y permaneció en la oscuridad hasta finales del siglo XX, redescubierto especialmente gracias a la musicóloga Lynne Kurzeknabe.
Otras obras que merecen destacarse son Misa, Oficio de difuntos, los salmos Dixit Dominus, Laetatus sum y Do mare cordis, y La fragante azucena.
Carrasquedo tuvo suficiente prestigio como para que se conservaran varias obras en otras catedrales.