José María Torres Caicedo

[1]​[2]​ Desempeñó una amplia labor diplomática en Europa trabajando para la Nueva Granada (posteriormente, Colombia), Venezuela, y El Salvador.

Siendo niño, José María Torres Caicedo pierde a sus padres, Julián Torres y Peña y Tadea Caicedo Villegas, quedando bajo la protección de monseñor Manuel José Mosquera, quien le enseñaría habilidades que posteriormente le serían útiles en su trabajo como diplomático.

José Rodríguez Borda, amigo de Torres Caicedo, al enterarse del duelo, fue apresuradamente al lugar de los acontecimientos para impedir que el duelo se llevase a cabo, sin embargo, cuando llegó se encontró a Torres malherido.

[9]​ La justicia quiso levantar un sumario contra Gutiérrez ya que no consideraban el acto como un duelo sino como una ‘legítima defensa’.

Caro cuenta que Torres «se mareó como de costumbre, es decir, horriblemente y durante toda la navegación».

Torres Caicedo formó parte de un comité de honor creado durante el congreso, el cual estaba compuesto por otras once personas, entre ellas Victor Hugo, Jules Simon, José da Silva Mendes y Emilio Castelar.

Ese mismo año, como resultado de las reuniones del Congreso, se funda la Asociación Literaria Internacional (ALI).

Una semana después, en otra sesión, se designó una comisión integrada por dos miembros del comité de honor previamente mencionado (Torres Caicedo y da Silva), y por tres miembros del comité ejecutivo.

[5]​ En una reunión de la ALI en el año 1879, Torres Caicedo mostró un estudio sobre la literatura latinoamericana.

[5]​ Al año siguiente, se organizaría otro congreso de la ALI, esta vez en Lisboa, sin embargo, Torres Caicedo no pudo asistir, pero mandó un cálido saludo.

[5]​ No sería hasta este año 1880 que la ALI fue fundada oficialmente, ya bajo la autorización del Ministerio del Interior francés, por Torres Caicedo y por los escritores franceses Pierre Zaccone y Jules Lermina.

Torres Caicedo, como presidente de la ALAI, hizo todos los arreglos y gestiones preliminares para llegar a este puerto.

[5]​ En Colombia, la ALI/ALAI jugaría un papel fundamental al promover la instauración de leyes que protegieran la propiedad literaria.

Torres Caicedo dedicó una gran parte de su vida a publicitar Hispanoamérica en la comunidad internacional.

Escribió estudios políticos, biográficos, miscelánicos y de versos para cumplir este objetivo.

[7]​ Sin embargo, esta perspectiva cambiaría a mitades del siglo XIX a partir del golpe de Estado de Napoleón III, donde El Correo de Ultramar ya no estaría marcado por un nacionalismo, al mencionar que «El Correo no es más francés que inglés, más inglés que ruso […] es un periódico universal».

[16]​ Al final, a consecuencia del incidente, el buque estadounidense USS St.

[16]​ Al final, el país sudamericano tuvo que pagar cientos de dólares en reclamaciones.

[10]​ También se sabe que hubo otro homenaje a Torres Caicedo en 1864 de políticos e hispanoamericanos radicados en París, como Juan Bautista Alberdi y Carlos Calvo.

[4]​ Sin embargo, no hay certeza si estos homenajes fueron el mismo evento o dos distintos.

[5]​ La mayoría del estudio, sin embargo, se centró en demostrar la existencia de literatura latinoamericana, caracterizarla, indicar sus autores más representativos, y mostrar las virtudes y los beneficios que esta le había dado al mundo.

[5]​ Estos escritos le trajeron distintas amistades, como la que tuvo con el argentino Juan Bautista Alberdi.

[5]​ En 1883, Torres Caicedo, actuando como diplomático de El Salvador, intentaría llegar a un acuerdo gobierno inglés para proponer la firma de un tratado entre ambos países en términos más amplios que los establecidos en tratados bilaterales anteriores.

[5]​ La cuestión anterior forjó litigios entre autores españoles y editoriales francesas,[5]​ lo cual desembocó en la firma de tratados entre ambas potencias en la segunda mitad del siglo XIX.

Es por esto mismo que Zapata le encomienda a Torres Caicedo realizar averiguaciones extraoficiales sobre las condiciones diplomáticas para estrechar las relaciones de amistad con el Reino.

[5]​ Entre los proyectos para estrechar lazos culturales entre las repúblicas hispanoamericanas y su antigua metrópoli, se trazó la creación de la unión literaria hispana, que sería liderada por España.

[5]​ Asimismo, como sus objetivos dejan intuir, la Academia sirvió como espacio para establecer relaciones diplomáticas formales entre Colombia y España.

El militar Lázaro María Pérez, miembro proactivo del Partido Conservador, funda en 1870 la Librería Torres Caicedo en honor a este personaje.

[22]​ Se menciona que el general profesaba cariño y admiración hacia Torres Caicedo.

[5]​ Esta librería, durante esos tiempos, se convirtió en la «mejor surtida del país» gracias a su convenio con la casa Hachette de París, la cual fue intermediaria en el abastecimiento de textos y útiles escolares para el Estado colombiano.

Vista panorámica del sitio de la Exposición: a la izquierda, se encuentra el palacio del Trocadéro, que fue diseñado específicamente para la ocasión por los arquitectos Davioud y Bourdais. El edificio tenía tres partes: la monumental rotonda central servía como sala de recepción y sala de conciertos que podía alojar alrededor de 5000 personas. Dos galerías en cada lado salían desde la rotonda hacia el exterior del edificio, y se inspiraban en la Piazza de San Pedro en Roma. El Palacio fue dañado por un incendio en 1935, y ya no existe. En la otra orilla del Sena se encuentra el «Palais du Champ-de-Mars», que también fue construido para la ocasión, pero que sería destruido poco después de la Exposición. En 1889, la Torre Eiffel se construiría en ese sitio.
Portada de El Correo de Ultramar (1873)
Dibujo de 1916 que representa la estación del Ferrocarril de Panamá, cuando esta se encontraba en el actual Mercado del Marisco.
Juan Bautista Alberdi por Segismundo De Nass (1922).
Fachada del nueva edificio de la Academia Colombiana de la Lengua. Su anterior sede era la casa de Miguel Antonio Caro
Tumba de Torres Caicedo (cementerio del Père-Lachaise , París).