José Lins do Rego
Según Otto Maria Carpeaux, José Lins fue el «último de los contadores de historias.»[5] Su obra regionalista no se limita sólo a la denuncia sociopolítica, sino que, como afirmó Manuel Cavalcanti Proença, también se destaca en su «sensibilidad a flor de piel, en la sinceridad frente a la vida, en la autenticidad que lo caracterizaba.»[6] Se atribuye a José Lins do Rego la invención de la nueva novela moderna brasileña.[7] El conjunto de su obra constituye un hito de la literatura regionalista y atestigua el declive del Nordeste cañero, con una visión cada vez menos nostálgica y más realista del autor en su serie de cinco novelas que integran el Ciclo da cana-de-açúcar.[8] Su magnum opus, Fogo Morto (1943), es vista como la «novela de los grandes personajes».[11] Se veía a sí mismo como un escritor instintivo y espontáneo, y llegó a señalar que las fuentes de su arte narrativa estaban en las calles: «Cuando imagino mis novelas tomo siempre como modo de orientación el decir las cosas tal como ellas surgen en la memoria, con las formas y las maneras simples de los poetas ciegos».Nada hay en él que no sea el espejo de lo que ocurre en la sociedad rural y en las ciudades del Norte y del Sur de Brasil.[15] Wilson Mortim no quedó satisfecho con Fogo Morto en su História da Inteligência Brasileira, y afirmó que el «el libro no pasa de una simple reelaboración del Ciclo de la caña de azúcar, sin agregarle nada y hasta quitándole alguna cosa.»[16] Por el contrario, Bosi consideró a Fogo Morto como la verdadera «superación» del ciclo la caña de azúcar.Entre los brasileños, citaba a Raul Pompéia, Machado de Assis, Gilberto Freyre y Olívio Montenegro.