[3][4][5] El arte, y particularmente la pintura, fueron parte del entorno de Antonio Álvarez desde temprana edad.
Después de que hubiera llenado varios cuadernos, su tía Rosa le regaló unos cartones corrugados, óleos y pinceles.
[6] Aunque su visión del catolicismo no es nada ortodoxa e incluso no se considera una persona religiosa, la influencia del catolicismo ha estado presente en la vida de Álvarez Morán desde temprana edad, lo mismo que la pintura.
Posteriormente seguiría investigando el tema y descubriendo las características de este culto, lo que daría origen a una serie artística.
[16] Esta iconografía creada por el artista «se fue ampliando hacia una crítica cultural: tanto la cultura mexicana como la estadounidense idolatran imágenes.
[2] De igual forma, las piezas realizadas en formatos diversos como pintura, dibujo, linografía, calcografía, xilografía, serigrafía, tránsfer, instalación y fotografía, permiten una «interpretación orgánica» del catolicismo, a diferencia de las propias alegorías impulsadas por la Iglesia, y representan «un reflejo de lo que ocurre en el imaginario popular del país».
Consiste en realizar un collage sobre el soporte, que puede ser papel, lienzo o madera, para luego aplicar una capa incolora de encáustica.
[21] Finalmente, Lyn May también es parte de El amor por la pintura, una fotonovela intervenida que se incluye en el libro y que se editó de manera individual.
En ésta el artista insertó su rostro y diálogos sobre una fotonovela previamente publicada donde la protagonista era la mencionada vedette.
[23][24] Con este proyecto, Álvarez Morán retoma el género pictórico del retrato de monjas, en apogeo en las colonias españolas de América durante el siglo XVIII, y lo lleva al siglo XXI.
[8][9][29][10] A nivel estilístico, esta primera parte posee un ambiente surrealista que funciona el estilo de Buñuel con elementos paródicos y estereotípicos del periodo gótico del siglo XII, la mujer vampiro y las películas de serie B.
No obstante, aunque recuerda a dichos géneros, las relaciones intertextuales son abstractas.