Se denomina jingoísmo al nacionalismo exaltado partidario de la expansión violenta sobre otras naciones.
[2] Su origen se halla en Gran Bretaña, donde el jingoísmo era el mecanismo de movilización popular del ultra nacionalismo militarista y expansionista, utilizado por políticos que consideraban necesario el Imperio, tanto los tories (Benjamin Disraeli, Joseph Chamberlain) como los whigs (Gladstone, Cecil Rhodes).
Durante la era victoriana, Rusia era vista como una amenaza tanto para el equilibrio europeo como para los intereses británicos en la India.
En 1878 el enfrentamiento llegó al punto de convertirse en una crisis diplomática, que se resolvió gracias al Congreso de Berlín, en el cual un grupo de potencias, entre las que se encontraba el Reino Unido, gobernado en ese momento por el primer ministro Benjamin Disraeli, forzaron al recientemente creado estado búlgaro (apoyado por Rusia, que seguía una política paneslavista) a aceptar el Tratado de San Stefano, en el que se cedía Macedonia al Imperio otomano.
Tenemos las naves, tenemos los hombres, también el dinero, Ya peleamos con el oso en el pasado, y mientras seamos auténticos británicos, Los rusos no tomarán Constantinopla.