Invasión de De la Serna a Jujuy y Salta
[5] Aunque los distintos movimientos rebeldes parecían independientes entre sí, todos seguían la misma estrategia de convenger desde el norte y el sur en Perú.[10] Con esa línea de seguridad en el norte, los patriotas porteños se dedicaron a apretar el cerco sobre Montevideo.[n 1] Los defensores esperaron con desesperación y en vano una ofensiva altoperuana que aliviara su triste situación.[11] Abascal siempre pensó en utilizar a Chile como trampolín para atacar Buenos Aires, para ello envió tres expediciones.La última, al mando del brigadier Mariano Osorio, tuvo éxito en la segunda mitad de 1814.[12] Se decidió que Osorio cruzaría el macizo andino por los boquetes del sur[13] para invadir Mendoza[14] y San Juan[15] aprovechando el caos rioplatense.[16] Después se pasaría a Córdoba[17] y más tarde atacaría Tucumán por el sur para evitar las guerrillas salteñas, seguro de que Buenos Aires no haría nada por la rebelión artiguista.[18] Sin embargo, conquistar el Cuyo no equivalía a tener Buenos Aires, la distancia entre ambas era enorme.[21] Tenía poco más de mil hombres entre soldados y milicianos e incluyendo a los exiliados chilenos, para defender la provincia.[26] Contaba con 4.000[27] a 4.500[28] soldados, casi la mitad altoperuanos y 600 prisioneros de sus victorias sobre Belgrano.[29] Con este movimiento se atraería al Ejército del Norte de José Rondeau quizás animándolo a atacar el Alto Perú.[30] Se esperaba poder alzar a los prisioneros realistas capturados en Montevideo, apiñados en gran número en las cárceles de Tucumán.[39] Por su parte, Osorio nunca atacó, todo se redujo a la emisión de un bando por Osorio el 8 de noviembre de 1814 donde se ordenaba a los chilenos no comerciar más con los rebeldes rioplatenses, y como tales no les declaraba la guerra como si fueran un país independiente sino que como «vasallos a quienes se intenta reducir y castigar».[41] San Martín no lo creía posible, pero usaba ese miedo para conseguir apoyo militar y económico de Buenos Aires.Estos milicianos eran llamados a las armas cuando las circunstancias lo requerían, mientras que el resto del tiempo continuaban su vida civil.Desde Lima envió también al 1° Batallón del Regimiento de Extremadura que había protagonizado un motín.El 12 de septiembre, desde Arica, y sin experiencia en el mando, La Serna escribió al virrey Pezuela:Prohibió la pena de muerte sin su consentimiento y ordenó pagar todo lo que consumieran sus tropas.[45] De la Serna debía invadir y derrotar al Ejército del Norte en Tucumán, cuyo cuerpo principal estaba formado por 2000 soldados al mando del coronel Domingo French,[46] pero antes debían enfrentar a los 6000 gauchos de Güemes que controlaban los territorios entre Tarija y Tucumán.El ataque fue rechazado por el comandante realista José Melchor Lavín, produciendo 100 muertos entre los atacantes, pero poco después Tarija volvió a ser perdida por los realistas, ocupada por Pérez de Uriondo apoyado por las partidas de montoneros locales.Ante su avance, los realistas que ocupaban Yavi (el segundo regimiento, un batallón de partidarios y una brigada de artillería), abandonaron sus posiciones replegándose a Moraya, suponiendo que era el general Belgrano quien avanzaba con todo su ejército.Pezuela desde Lima insistió para que De la Serna iniciara operaciones sobre el Tucumán, enviando refuerzos y todo tipo de ayudas para así atraer la atención del ejército que se preparaba en Mendoza para invadir Chile.Otros encuentros se produjeron en las cercanías de esa ciudad, con resultados favorables a los realistas: los coroneles Francisco Javier Olarría, Buenaventura Centeno y José Carratalá, el teniente coronel Antonio Seoane y el capitán Pedro Becerra.El realista Bernardo La Torre logró vencer en los desfiladeros del río San Andrés al caudillo Ramírez, dependiente de Arias.Hizo también construir trincheras, dentro de las cuales se ubicaron el parque, el hospital y los depósitos.Esta victoria le valió a Manuel Arias el ascenso al grado de coronel.El ejército realista se vio acosado por las milicias gauchas que respondían a Güemes, reconocido por Belgrano como jefe de la vanguardia.Dispuso además que el Regimiento N° 2 de infantería, al mando del coronel Juan Bautista Bustos, se dirigiera al río del Valle para cooperar con Güemes y avanzar cuando los realistas se retirasen, pero luego el gobierno ordenó su retirada.Continuó luego su marcha hasta dar con Olañeta y retornar ambas columnas a San Salvador de Jujuy.La correspondencia enviada al virrey debió ser escoltada por 200 hombres de infantería y caballería.