Los migrantes alemanes arribaban al país con buen capital y formaban empresas de inmediato.
[3] Aunque no poseían tierras al principio, se ligaron al negocio agroexportador gracias a sus contactos comerciales en el Europa, integrándose sin mucha dificultad con la poderosa oligarquía cafetalera del país, por medio de ligámenes empresariales y maritales.
[3] En poco tiempo comenzaron a florecer familias alemanas dedicadas al café, la caña de azúcar y el comercio en general como los Rohrmoser, Niehaus, Kopper, von Schroeter, André, Peters, Seevers, Steinvorth, Zeuner, Stradtmann, Lahmann y Lutz.
[3] Otras se abocaron a la exportación; entre ellas estuvieron los Lohrengel, Fabian, Schönfeld, Kitzing, Knöhr, Steinvorth, Assmann, Reimers.
[3] Los primeros alemanes llegaron a Costa Rica desde 1821 en pequeños números y por iniciativa individual.
[5] La Sociedad Berlinesa de Colonización fundada por el barón Alexander von Bulow[6] contaba con apoyo del gobierno costarricense interesado en poblar y colonizar áreas agrícolas abandonadas, y pretendió ubicar a 7000 colonos adultos en 30 años.
[6] Los proyectos buscaban colonizar zonas como la costa atlántica, Miravalles e incluso la Isla del Coco.
La comunidad alemana buscó preservar el idioma entre las nuevas generaciones nacidas en Costa Rica, y las tecnologías de la época permitían una relación más rápida y cercana con la madre patria, que además en aquella época se encontraba en plena expansión.
Pero esta adscripción al nacionalismo alemán trajo sus problemas durante la Primera Guerra Mundial en que Costa Rica era un país aliado a los Estados Unidos.
Según Berth, las prédicas raciales y nacionalsocialistas no calaron tan fácilmente entre la población germano-costarricense en buena medida porque esta estaba acostumbrada a realizar matrimonios con costarricenses (algo que el NSDAP desaprobaba), aun cuando algunos de sus integrantes sí compartían ciertas posturas anticomunistas y racistas.
[5] Una vez pasada la guerra la comunidad presionó al gobierno para que acelerara la repatriación de alemanes prisioneros en suelo estadounidense usando distintos medios como demandas ante la Corte Suprema de Justicia, aprovechando los lazos sanguíneos con familias poderosas y haciendo denuncias ante los medios.
Similarmente, los prisioneros alemanes en Europa con nacionalidad costarricense o con vínculos familiares aprovecharon su conexión con el país para escapar de la zona rusa y viajar a Costa Rica con sus familias, para lo cual contaron con la ayuda del embajador costarricense en Ámsterdam.
La aglomeración alemana ha logrado una satisfactoria cohesión en la población costarricense; especialmente entre las capas sociales más altas del país.
Lo hicieron fundando casas de enseñanza, ocupando cargos en universidades, y estudiando desde Costa Rica para provecho del país.
Sin contar a casi 2000 suizos, 2000 menonitas[14] de ascendencia predominantemente alemana y más de 600 austriacos, conformando una gran comunidad germano-costarricense que practica y promueve la utilización del idioma alemán en el país.
[cita requerida] Finalmente en el área norte del país, en la Región Huetar Norte, en Sarapiquí y en San Carlos existen comunidades fundadas, colonizadas o pobladas originalmente por migrantes alemanes y menonitas con una preeminente ascendencia germana.