In praeclara summorum

En este sentido la encíclica de Benedicto XV, puede entenderse como una respuesta a una presentación sesgada del poeta.

En ella Utilizando como marco la estructura del mundo tal como en aquel tiempo se pensaba que era, el poeta presenta con brillantez las verdades que conocemos por fe sobre la Santísima Trinidad, la Virgen y Jesucristo.

Por eso –aclara el poeta- el Antiguo y el Nuevo Testamento se nos ha dado para toda la eternidad pues No oculta la encíclica las quejas que mantuvo Dante contra los papas, pero las enmarca en el amor y respeto del poeta por la Iglesia Romana, recordando que cuando expone que la autoridad del Emperador viene de Dios, afirma a continuación: El papa explica el contexto histórico y personal de esas quejas de Dante, que son reflejo de su desacuerdo con los que habían ocasionado su destierro de Florencia.

Su mayor alabanza es ser poeta cristiano, y quien pretende negarle esta calidad viendo en la Divina Comedia una simple fábula, le niegan lo que en él es primario y fundamento de cualquier otra alabanza.

Concluye la encíclica haciendo ver cómo la obra de Dante muestra Termina el papa animando a los profesores y estudiosos de las bellas letras que valoren en su justo término este Poema, enseñándolo así a los jóvenes.