Copia a la albúmina

Tras múltiples investigaciones de diversos procedimientos y técnicas fotográficas, presentó un nuevo sistema de impresión fotográfica basado en el papel a la albúmina, que él mismo había diseñado.

Esta innovadora propuesta no tenía las limitaciones propias de las copias realizadas en papeles a la sal.

Algunos fabricantes, mediante soluciones ácidas desnaturalizaban la albúmina para que la mezcla fuera más homogénea y menos viscosa, propiedad proporcionada por la composición característica del huevo.

Estas variaciones en el proceso de fabricación dieron lugar a papeles con distintas texturas y brillos.

El papel así sensibilizado se ponía en contacto con un negativo dentro de una prensa de contactos, y se exponía a la luz del sol varios minutos, hasta que la imagen tuviese la intensidad deseada.

[2]​ Las copias a la albúmina correctamente procesadas y viradas al oro se han conservado en muy buen estado, presentando gran intensidad transcurridos más de 100 años.

Muchos museos, bibliotecas, archivos y coleccionistas conservan centenares o miles de copias a la albúmina que datan del siglo XIX.

Ferrocarril de Langreo , en 1887. Copia a la albúmina.
Retrato de Blanquart-Evrard en 1869.
La esfinge de Gizeh en el año 1867, por Félix Bonfils . Copia en papel a la albúmina, 22 x 28,5 cm.
Retrato de Lucio del Valle , hacia 1860. Copia en papel a la albúmina. Formato tarjeta de visita .