Las localidades conocidas por entonces como "Las Siete Villas" eran: Colomera, Guadahortuna, Íllora, Iznalloz, Moclín, Montefrío y Montejícar.
Una galería mirador con arquería se enclava a media altura de la fachada.
Hay unas escaleras que facilitan el acceso a una entrada enmarcada con un dintel y jambas de piedra.
La nave está cubierta con bóvedas de cañón con arcos fajones que la dividen en cinco espacios iguales.
Sobre las capillas laterales corren sendas galerías cubiertas, la derecha cerrada y la izquierda, con vistas al pueblo, está abierta mediante una arquería.El acabado del suelo es de mármol.
Sobre la entrada se eleva el coro con balaustrada de madera y a un nivel superior una ventana vidriada en colores.
La torre, de poca altura, está enclavada en el lateral izquierdo con vistas al pueblo.
Su planta es cuadrada y su culminación la realiza con una traza neoclásica fuera de contexto.
Se construyó con piedra traída de Alcalá la Real sobre una antigua mezquita que había sido ordenada derrumbar (Hoces, 2008).
Nuevamente fue restaurado por Regiones Devastadas, organismo creado para la reconstrucción de edificios dañados en la Guerra Civil, entre los años 1947 y 1949 dirigida por el arquitecto Prieto Moreno.
Se conserva documentación fotográfica y dibujos de este edificio en el archivo del Instituto Gómez-Moreno.
La capilla mayor es rectangular, con un arco carpanel poco profundo que cobija el retablo barroco con un tabernáculo neoclásico de mármol.
Los contrafuertes se hacen ver de una forma muy ligera en la base para desarrollarse en la parte alta del edificio, que cuenta con dos portadas, una frontal y otra lateral, ambas con doble cuerpo.
La primera pertenece probablemente a Juan de Maeda, destacando el cuerpo superior con hornacina rematada con frontón trapezoidal.
Presenta la articulación de los tramos mediante pilares cruciformes con pilastras corintias sobre altos pedestales.
Las naves están cubiertas con bóvedas vaidas sobre crucería sencilla en los tramos junto a la cabecera, y las capillas laterales de medio cañón con casetones.
Actualmente existe un coro situado en alto junto a la nave central y que ocupa la mitad de la segunda crujía (desde la portada principal).
La fachada posterior, en mejor estado, sufrió una brutal agresión que destruyó parte de sus cornisas y desfiguró sus huecos al añadírsele unas construcciones anejas a la iglesia que, afortunadamente, han sido demolidas en fecha reciente.
En algunas zonas la agresión climatológica ha sido importante y la fábrica de piedra está desintegrada en parte.
En su interior, en la parte abierta al culto, la piedra se encuentra oculta tras múltiples capas de pintura que desvirtúan la imagen primitiva.
Es una iglesia del siglo XVI, en cuya construcción intervino el arquitecto Diego de Siloé.
El entorno del edificio es un recinto urbano de gran interés paisajístico y formal, encontrándose sin embargo bastante deteriorado.
El edificio se sitúa en una parcela como cabecera de una manzana rectangular, inicialmente exento, pero actualmente adosado a otras edificaciones.
Las naves laterales se cubren con alfarjes inclinados y la nave central con una armadura de limas mohamares ochavada con nueve tirantes pareados con lazo y apeando sobre dobles canes de acanto antropomorfos.
La torre se alza sobre la capilla bautismal, y sobresale en su cuerpo alto sobre los muros del templo.
El segundo cuerpo, exento, tiene en sus cuatro frentes arcos de medio punto donde se sitúan las campanas.
La nave principal está cubierta con bóvedas ojivales de cuatro tramos con lunetos.
Iglesia parroquial del siglo XVI, es una construcción de estilo gótico tardío con elementos renacentistas.