En el exterior, pueden apreciarse canecillos grandes sosteniendo la cornisa, de los cuales algunos son figurados.
En el interior, la parte más antigua es el ábside, que se cubre con bóveda de cañón apuntado.
Lo más destacado de esta iglesia son sus pinturas murales góticas que cubren el enyesado de la bóveda y paredes del ábside, habiendo también pinturas ocultas en las enjutas y muros laterales del arco triunfal.
Destaca la representación de la Última Cena, que recorre el muro izquierdo del ábside.
Recuerda a pintores del gótico tardío, como Juan de Flandes o Fernando Gallego.