El idealismo es un planteamiento artístico que busca la representación fiel de la realidad (mímesis), al igual que el realismo artístico; pero al contrario que en este, lo hace mediante una fidelidad purificada de lo vulgar a través de la sensibilidad del artista.
Para ello muchas veces se plasma la escena eligiendo distintos elementos tomando sólo lo mejor de cada uno y reuniéndolos todos juntos en un mismo conjunto.
[1] Las obras de estética idealista pretenden alcanzar valores estéticos tales como la elegancia, la mesura, el equilibrio y la composición cerrada; procurando evitar la vulgaridad, los excesos, los contrastes violentos y todo tipo desequilibrios.
[2][3] La sujeción del arte a reglas, a partir del academicismo de los siglos XVIII y XIX (Clasicismo y Neoclasicismo), fijó los valores estéticos, lo que trajo como efectos negativos el anquilosamiento y la repetición de modelos por mimesis, bien imitando la naturaleza, bien los ejemplos considerados "clásicos", especialmente el arte greco-romano.
Como reacción inversa, se produjo en el siglo XIX la búsqueda de la libertad en el arte.