[1] El hospital comenzó su existencia con tres administradores al frente que se ocuparon en primer lugar de renovar y adecentar el edificio.
En el solar del desaparecido hospital se levantó años más tarde el edificio llamado casa Mantilla.
Como el negocio marchaba bastante bien, en 1445 pidió al Regimiento (Ayuntamiento) que le concediera el solar que había frente a la puerta del Campo para construir otras casas y boticas.
[7] Por esas fechas los administradores se pusieron en contacto con Juan de la Vega[nota 3] para realizar toda la obra del hospital, todo lo necesario, comprometiéndose el maestro a hacer también tapias y cimientos.
Su taller estaba bien considerado, relacionado con los principios del movimiento clasicista de la ciudad.
[11] Nates trabajó también en las obras del hospital y así quedó registrado en los documentos de gastos entre 1584-1585.
También el arte mueble tiene sus profesionales en la confección de muebles para archivos, aldabones, cerraduras, etc. Y en 1591 el artista Alonso Ximénez de Medina del Campo hizo una cruz y unos relicarios.
En torno a la Corte llegaron personajes famosos o de categoría o simplemente hombres de la administración que con el tiempo y por otras circunstancias consiguieron una gran relevancia.
[15] En el primer tercio del siglo xvii, siendo obispo Francisco Sobrino se abordó una reestructuración de los distintos hospitales existentes en Valladolid que afectó al hospital de la Resurrección.
En este hospital se atendían ya toda clase de enfermedades, no como al principio.
Según el libro de gastos —que detalla arreglos y adquisiciones— se sabe que el hospital contaba por entonces con enfermerías, despensa, cocina, botica, lavadero, tapias, corral, huerta, jardín con rosales y árboles que se talaban para sacar leña.
[19] Hacia mediados del siglo XIX el hospital contaba con dos médicos y dos cirujanos.
Poco después hubo otra remodelación para acondicionar una sala de obstetricia.
Uno de los cambios más llamativos fue la desaparición del cementerio y su capilla y posterior traslado al nuevo cementerio municipal que funcionaba desde 1833; otro fue la instalación de un observatorio astronómico.
[nota 7][21] El viejo hospital se había quedado pequeño, anticuado y ruinoso.
[nota 8] Esa fachada era muy pobre, levantada con ladrillos enfoscados sobre un zócalo de sillería.
En el segundo cuerpo había un ático con hornacina donde estaba situada la imagen titular y debajo, la fecha de 1579.
La cofradía del Santo Sepulcro contaba con una capilla propia en la iglesia situada en el lado de la Epístola.
El historiador Matías Sangrador describió con breves palabras el recinto de la iglesia que calificó como «sumamente oscura ... su bóveda bastante baja».
Sin embargo se salvaron el retablo y el Santo Sepulcro que todavía pueden verse en la iglesia vallisoletana de la Magdalena.
El retablo es bastante barroco y consta de un cuerpo central principal y dos laterales separados por estípites, elementos muy utilizados en el barroco novohispano; la hornacina central está rodeada por un marco riquísimo dispuesto en arquivoltas repletas de ángeles.
En su origen fue todavía más voluminoso pero después se aligeró un poco para agrandar el hueco y dar espacio a la imagen que se colocó del Cristo del Perdón.
Antes de morir hizo testamento fechado en 1563 dando orden para que dicho hospital recibiera todos sus bienes.
Otro gran cervantista, Luis Astrana Marín, compartió la opinión de los otros dos aquí señalados en su obra Vida ejemplar y heroica de Cervantes, repitiendo lo mismo pero sin añadir nuevas fuentes.
Su hallazgo tuvo lugar en el último tercio del siglo xx y se debió a un hecho fortuito.
Se compraron al peso, como papel viejo ya que carecían de inventario documental.