Un poco más lejos, aguas abajo, donde hoy está el edificio conocido como la Casa Mantilla estaba el Hospital de la Resurrección y muy cerca del edificio había una fuente que traía agua del viaje de Argales.Cervantes conocía muy bien esta fuente (inaugurada en su época) y la menciona en su novela La ilustre fregona.El caballero Ezpeleta resultó gravemente herido y fue llevado a una casa frente al puentecillo de madera, propiedad de doña Luisa Montoya, una mujer viuda y muy respetada.Las sospechas recayeron en gran parte de la vecindad, entre la que se encontraba Cervantes y su familia.Al cabo de unos días todos fueron liberados por no encontrarse nada en su contra.Hacia el año 1860 llegó a Valladolid el cervantista José Santa María de Hita que investigó con más profundidad que lo hubieran hecho otros ilustres personajes anteriormente.En el proceso del incidente, las llamadas diligencias de las averiguaciones dejan bien claro que: Y se dice textualmente:Hubo un tiempo en que la casa fue olvidada y a punto estuvo de derruirse para hacer un ensanche moderno, pero se pudo evitar gracias a la intervención del gran mecenas y también cervantista Benigno de la Vega-Inclán, que consiguió las reparaciones y compras pertinentes con su propia ayuda más la ayuda que le prestó el rey Alfonso XIII (que más tarde regalaría su aportación al Estado español), y la del Presidente de la Hispanic Society of America, Archer Milton Huntington.
Entrada a la casa, en la calle del Rastro. Diciembre de 2004