Hospital General de Pamplona

[3]​ Funcionó durante cuatro siglos, concretamente hasta 1925, cuando se abrió el Hospital Provincial.Fue enterrado en la capilla del hospital en la que el capellán, cada semana después de la misa, rezaba un responso por su alma.Se denominó Hospital General porque tenía como finalidad la fusión de los pequeños hospitales existentes hasta entonces en Pamplona, que sin embargo todavía continuaron abiertos durante algún tiempo, tal y como detalla en este documento de 1592:Presenta una planta de nave única en tres tramos desiguales con una cabecera recta.En el último tramo se abren dos capillas pequeñas a modo de crucero con leve desarrollo.[15]​ Las bóvedas son góticas con influencias renacentistas y se sustentan en ménsulas "que reciben una decoración de dentellones».Los siete vocales últimos ejercerían sus cargos de manera vitalicia, para así adquirir el mayor conocimiento del funcionamiento del hospital, mientras que los dos regidores lo harían por un año, como venía haciéndose hasta dicha fecha.Las ordenanzas precisan que los miembros de la junta no podrán ser designados herederos “por ningún pobre o enfermo que muriera en el Santo Hospital”; y tampoco podrán nombrar a personas a ellos allegadas, incluidos sus criados, para trabajar en el hospital, ni recibir “regalo alguno”.[16]​ La junta celebrará reuniones todos los lunes del año, además de las extraordinarias, convocadas cuando hubiera motivo para ello.Otro criado desempeñaba la función de portero, y a él competía abrir al amanecer las puertas del hospital y cerrarlas a la caída del sol, para lo cual debía recibir las llaves del vicario, responsable de su custodia; además se encargaba de vender las publicaciones que el hospital comercializaba en exclusiva.[20]​ En cuanto a los salarios, el más elevado correspondía al administrador: 300 ducados anuales; el vicario percibía 60, los médicos se repartían anualmente 300 y los cirujanos 150; se ha de tener en cuenta que los mismos médicos y los cirujanos eran responsables de ampliar su plantilla y, en consecuencia, tratarían por todos los medios de que esta fuera lo más reducida posible, ya que el salario era una cantidad fija a repartir.Inicialmente el hospital se mantenía con la aportación del Regimiento de Pamplona.Asimismo había particulares que colaboraban con limosnas, donaciones testamentarias y rifas.Murieron cinco trabajadores del molino, hubo heridos y fueron notables los daños en edificios, incluida la catedral.[29]​ Al cabo de un tiempo comenzaron las labores para reconstruir el molino real; sin embargo, el vecindario, temeroso de que se volviera a repetir la tragedia, se movilizó para impedirlo y pidió al Regimiento su intervención.Los siguientes maestros papeleros fueron catalanes, fue el caso de Jaume Sesqués, y franceses, como Jean Cassou, dado que en Navarra no existían expertos en esta industria.El nuevo molino contaba con cuatro ruedas hidráulicas que movían 18 mazos repartidos en dos tinas.[31]​ El molino papelero del Hospital trabajó hasta 1830, cuando fue sustituido por una industria de alfarería.
Portada renacentista
Ordenanzas del Hospital General de Pamplona (1730) [ 18 ]
Gramática de Bartolomé Bravo editada por el "Hospitalis Generalis Pampilonensis" e impresa por Juan José Ezquerro en 1706 [ 24 ]
Naipes del "Hospital General de Pamplona" (1830)