Historia de la plaza Mayor de Madrid

La historia de Madrid comienza su andadura en el siglo IX con la instalación del enclave defensivo musulmán que aprovecha las defensas naturales en la orilla elevada del Manzanares para defender una confluencia de rutas urbanas.

En el siglo XV Madrid no sobrepasaba los cinco mil habitantes, en tanto que otras ciudades castellanas superaban con creces este número.

La propietaria llamada Mari Gómez proporciona los inicios de un estilo que el Ayuntamiento decide aplicar al resto del espacio.

Para su ejecución encarga al alarife y maestro mayor de obras Antonio Sillero un diseño homogéneo del resto.

Esto suponía la demolición del entorno y la construcción de una nueva Plaza acorde con una corte real poderosa.

No obstante, la demolición real se retrasó hasta quedar clara la financiación del proyecto.

Estas revueltas causadas por la deficiente distribución del pan en la capital hicieron que el corregidor Luis Gaytán propusiera una especie de panadería monumental, un lugar de almacenamiento para el trigo y la harina.

En 1732 se trasladaron las oficinas del Peso Real a este edificio, desde la vecina calle de Postas.

El edificio de la Panadería quedó afectado en los tres incendios que ocurrieron posteriormente en la plaza Mayor.

Villanueva optó por rebajar en dos alturas las fachadas, acabó cerrando totalmente el espacio de la Plaza, a la que solo se podía acceder por grandes arcadas.

Colaboró su equipo compuesto por Marcos López, Pedro Lázaro Goiti, Juan de León y Lucas Román.

Se abrió, además, una calle para el mejor acceso real mediante los carruajes a la Plaza.

Los propietarios de las casas circundantes solían alquilar sus balcones exteriores a la Plaza.

Estos actos públicos de carácter solemne se realizaron en diversas ocasiones.

El Auto de Fe se celebró un año después del primer incendio, ya en 1632.

Solo se celebraron dos Autos de Fe en el siglo XVII en la plaza Mayor.

La plaza se comenzó a emplear, ya en pleno siglo XVII, como escenario de ejecuciones públicas dictadas por la justicia.

Una de las ejecuciones públicas más notables fue la que se hizo en octubre de 1621 a Rodrigo Calderón (marqués de las Siete Iglesias) que fue sentenciado a muerte por diversas acusaciones en cadalso, finalmente es degollado públicamente en la plaza Mayor, su presencia orgullosa durante la ejecución trajo el refrán madrileño: "Tener más orgullo que Rodrigo ante la horca".

Durante la ocupación francesa las ejecuciones públicas regresaron a la plaza Mayor Entre el apartado de celebraciones cabe destacar aquellos que consistían en juegos públicos como los estafermos medievales ejecutados en la plaza del Arrabal.

En los casos en los que la Plaza era un punto de paso y estación, se construían en ella altares.

Los costes de algunas celebraciones con fuegos artificiales fueron realmente elevados, y en muchos casos dichos gastos recayeron sobre el Ayuntamiento.

La plaza Mayor estuvo como espacio público a las corrientes ideológicas de cada momento.

Originalmente la estatua estaba ubicada en la Casa de Campo, pero la Reina Isabel II ordenó su traslado a la plaza en 1848.

Actualmente, en el pedestal, figura esta inscripción: En las reformas realizadas posteriormente a mediados del siglo XX, se pretendió desplazar la estatua ecuestre una veintena de metros hacia la Casa de carnicería, pero finalmente no se realizó.

[2]​ Estos añadidos es posible que dejaran poco espacio a los paseantes o para realizar celebraciones.

Posteriormente se ubicó "El Gato Negro", primera en vender lana al peso en España debido a su propietario Climent Villa.

La aparición en la plaza de las tiendas típicas se remonta a finales del siglo XIX.

[31]​ Dicho escrito solicita un ordenamiento urbanístico y una mejora del suelo, así como la regulación de la venta ambulante.

Se renovó el viejo reloj, instalado en 1881, que tenía la Iglesia del Buen Suceso.

A las nueve de la noche, el carillón tocaba un motete atribuido a Carlos V durante su reposo en el Monasterio de Yuste y cuyo texto es: "Ecce sic Benedictur homo qui timet Dominum".

Imagen de la plaza Mayor con la estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la misma.
Plaza Mayor en el plano de Teixeira .
Espacio de la plaza en sus inicios.
La reconstrucción del entorno de la plaza Mayor de Valladolid tras el incendio de Valladolid de 1561 constituye un hecho excepcional en el siglo XVI . El proyecto de Francisco de Salamanca supone la puesta en práctica de concepciones del urbanismo moderno por primera vez en España. Las plazas mayores de Madrid y Salamanca , que datan de 1617 y 1729 respectivamente, presentan un claro influjo procedente de la Plaza Mayor vallisoletana.
Auto de fe celebrado en la Plaza Mayor en 1680 en presencia de Carlos II . Óleo de Francisco Rizi conservado en el Museo del Prado .
Fachada de la Casa de la Carnicería .
Aspecto actual de la fachada de la Casa de la Panadería en el lado norte de la plaza Mayor.
La imagen ecuestre de Felipe III sobre el pavimento empedrado tricolor característico de la plaza a comienzos del siglo XXI .
El bocadillo de calamares se convierte en un símbolo culinario de la plaza a mediados de los años setenta.
Fachada de la Real Casa de Panadería.