[10] Charles Ramble indica que el siglo XIX y los principios del XX fueron la época dorada de la exploración.
El monje franciscano Giovanni da Pian del Carpine se alojó en la corte mongol de Guyuk Kan (r. 1246-1248).
[13] Menos de 100 años después, en 1253, Luis IX envió un emisario al cuarto gran kan Möngke en Karakórum.
[20] La tibetóloga Françoise Pommaret opina que, si bien Odorico de Pordenone ha sido considerado durante mucho tiempo el primer occidental en entrar en Lhasa, en realidad habría visitado Khotan en Asia Central y recogido de sus habitantes lo que escribió sobre el Tíbet.
Los misioneros portugueses João Cabral (1599-1669) y Estêvão Cacella (1585-1630) fueron bien recibidos en Shigatse por el rey de Ü-Tsang.
[26] Pasarían veinticinco años antes de que los siguientes europeos documentados visitaran el Tíbet.
Luego llegaron otros dos misioneros jesuitas europeos, el austriaco Johann Grueber y el belga Albert Dorville (D'Orville), quienes, provistos de un pasaporte imperial, hicieron un viaje científico desde Pekín a Agra en la India, permaneciendo durante algún tiempo en Lhasa en 1661.
Había salido de Roma en 1712 con la bendición del papa Clemente XI y abandonó el Tíbet en 1721 cuando la misión en Lhasa fue finalmente asignada en exclusiva a los capuchinos.
Della Penna vivió en el Tíbet durante dieciséis años y comenzó un primer diccionario de tibetano en italiano, que en 1732 ya incluía 33.000 palabras.
[29]) Entre 1725 y 1735, Samuel van der Putte (1690-1745), explorador neerlandés, viajó varias veces al Tíbet, donde permaneció algunos años en Lhasa, también pasó por Khokonor (Qinghai), Beijing, Indias orientales (Kerala, Cachemira , Pondicherry, Nueva Delhi, Malaca), Nepal, Persia, Asiria y Turquía.
Esta estancia, financiada por la Compañía Británica de las Indias Orientales, le permitió reunir una colección de manuscritos tibetanos y escribir en inglés la primera gramática tibetana (Grammar of the Tibetan Language) y el primer diccionario sánscrito-tibetano-inglés (Sanskrit-Tibetan-English Vocabulary).
Perseguidos por los tibetanos, en 1867 enviaron cartas al coronel Ramsay, residente británico en Katmandú, solicitando la intervención nepalesa en su favor.
Sir Jang Bahadur envió una carta en este sentido a Lhasa, que no tuvo efecto.
[44] En 1886, sus largas caminatas por la meseta tibetana lo llevaron a descubrir la amapola azul luminosa, ahora conocidas como Meconopsis betonicifolia, y tal vez descritas antes que él como Meconopsis napaulensis[45] Entre 1897 y 1899, el capitán inglés Henry Hugh Peter Deasy (1866-1947) exploró la meseta desértica de Chang Thang en Ü-Tsang, donde se encuentran los lagos salados más altos del mundo.
[46] Otros dos ingleses, Welby y Malcolm, intentarán también cruzar el Chang Thang, desde Ladakh a China.
El explorador sueco Sven Hedin realizó tres expediciones (1893-1897, 1905-1909 y 1927-35) que cartografiaron gran parte del Tíbet.
En 1899, disfrazado de monje chino, comenzó su intento de alcanzar el Tíbet y tardó casi cuatro años en llegar a Lhasa tras escala en numerosos monasterios y una peregrinación al monte Kailash en el Tíbet occidental.
Para Norzunov, un noble kalmuco y devoto budista, fue su segunda visita a Lhasa, pero su viaje anterior, realizado en 1898-1899, no contó con el apoyo de Rusia ni tenía ninguna exploración en la agenda.
Viajó mucho, especialmente a las regiones fronterizas del Tíbet, y fue el primer científico europeo en estudiar la gramática tradicional tibetana.
Las pinturas y bronces que trajo de sus diversas expediciones, así como sus notas, se conservan hoy en París en el Museo Guimet.
Al frente de la primera misión belga en la región, recorrió el “País Prohibido” «con todas las facilidades posibles».
Estos artículos le dieron cierta fama e inspiraron al novelista James Hilton (1900-1954) por su libro Lost Horizon, donde habla de una comunidad en el Himalaya conocida como Shangri-La.
Sus cuadernos fueron editados por Francis Younghusband y publicados póstumamente en 1925 con el título Peking to Lhasa; The Narrative of Journeys in the Chinese Empire Made by the Late Brigadier-General George Pereira [De Pekín a Lhasa; la narración de los viajes por el Imperio chino realizada por el difunto general de brigada George Pereira].
En 1924, Alexandra David-Néel (1868-1969), exploradora francesa, visitó varias regiones del Tíbet e incluso logró llegar a Lhasa de incógnito.
[66] A partir de los años 1930, la pintora Léa Lafugie realizó tres viajes al Tíbet.
Durante la segunda expedición, en julio de 1934, conoció al noveno Panchen Lama, Thubten Chökyi Nyima, entonces exiliado en Hangzhou, China.
[75] Según Thoupten Phuntshog, la identidad de los bandidos, chinos o tibetanos, nunca fue aclarada.
André Guibaut se salvó gracias al abad de un monasterio del Tíbet oriental.
Hasta 1951, trabajaron para el gobierno tibetano y frecuentando a la élite aristocrática del país.
Harrer se hizo amigo de Tenzin Gyatso, el joven decimocuarto dalái lama y su familia.