Existen diferentes teorías sobre el origen de esta civilización, algunas discrepan entre sí, una de ellas dice que algún grupo de personas con características negroides arribó a Campeche para después trasladarse por la costa hacia el actual territorio del estado, asentándose cerca del río Coatzacoalcos e iniciando ahí su desarrollo al mezclarse con lugareños previamente asentados.
[1] En San Lorenzo, el centro olmeca más importante entre 1150 y 850 a. C., se encuentran ejemplos del culto a las montañas.
Está situado en la cima de una meseta que se eleva 50 m. sobre la cuenca del río Coatzacoalcos.
El arqueólogo veracruzano Alfonso Medellín Zenil analizó la escultura en 1968 y descubrió que esta gran figura antropomorfa de piedra estuvo asentada en una pequeña plataforma rectangular.
En San Lorenzo en 1994, gracias al Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán, dirigido por la arqueóloga Ann Cyphers, se localizó evidencia de un osario cubierto por abundante cerámica y con al menos seis individuos.
Las características biológicas de la muestra ósea sugieren una selección de individuos según su edad, pues solo hay sujetos adultos, y quizás también por sexo, aunque esto último no pueda afirmarse, pues solo en dos casos fue posible determinar que eran masculinos.
Entre estos últimos se encuentran cuentas, pendientes, orejeras, tapas de orejeras, pectorales, brazaletes, pulseras, narigueras, anillos, bezotes y trompetas, aunque también se localizaron anzuelos, implementos de molienda y pulidores.
Pedro de Alvarado decide adentrarse en el río Papaloapan (bautizándolo en ese momento como río Alvarado) donde tuvieron contacto con pescadores nativos de Tlacotalpan, estuvo tres días por el Papalopan, esto causó un gran disgusto a Grijalva.
Llegaron a mediados de junio a una isla donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente habían sido sacrificados al dios Tezcatlipoca, por lo que el lugar fue nombrado Isla de Sacrificios.
Con una nave averiada el viaje fue lento, tomaron la decisión de no establecer ninguna guarnición.
Casi de inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlan con los informes para el tlatoani.
[18] Asustado, el huey tlatoani envió mensajes con evasivas, diciendo a los españoles que le resultaría imposible recibirles en México-Tenochtitlan.
[27] Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas.
Los gobernantes o teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrado una buena relación con los españoles.
El teuctli de Cempoala, Chicomácatl,[28] fue descrito como un hombre gordo con poca movilidad para desplazarse pero que, al igual que el teuctli de Quiahuiztlán, recibió amistosamente al contingente español.
El acuerdo se realizó sobre la base de que, una vez derrotados los mexicas, la nación totonaca sería libre.
[26] Adicionalmente, como medida preventiva para futuras conspiraciones, Cortés mandó barrenar y hundir la mayor parte de los barcos.
Cortés creyó que eran embarcaciones enviadas por Velázquez y decidió poner una trampa en la playa para capturar a los nuevos expedicionarios, pero la argucia solo funcionó con siete hombres que desembarcaron en un bajel y el resto de la expedición pudo regresar a Jamaica.
[44] Mientras, Garay obtuvo el título de adelantado otorgado por la corona española para colonizar la región y partió nuevamente en una tercera expedición.
Cortés, que tenía un brazo herido, envió a Gonzalo de Sandoval con caballería, arcabuceros, aliados tlaxcaltecas y mexicas para controlar la sublevación.
[43][47] La época colonial, implantó por 300 años una estructura política y territorial que perdura aún después de la independencia, durante esta época el estado conservaba una organización territorial respetando los señoríos indígenas, correspondiendo lo que hoy son los municipios de Tuxpan y Chicontepec al departamento de Puebla, partiendo al territorio en su parte norte, esta organización se mantuvo hasta la época independiente.
Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes, encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos.
El sistema aspiraba a mantener la supremacía de la sangre española, y aunque nunca tuvo base legal, no siendo más que una nomenclatura aceptada, reflejó la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.
[51][52] La economía novohispana entró en crisis a finales del siglo XVIII, período que coincide con las reformas borbónicas adoptadas por la Corona.
Aprovechando esto, la marina estadounidense envío una brigada para ocupar Alvarado, logrando su cometido.
El gobernador de Veracruz, Juan Soto Ramos,[75][76] no paraba de pedir ayuda a la federación, sin embargo, le respondieron, diciendo que no se podían auxiliar a Veracruz, con ningún hombre, ni con ningún peso.
[96] Sin embargo, y aunque Canalizo concordaba con Robles, Santa Anna ordenó se fortificara Cerro Gordo y se instalara el campamento,[96] Robles como jefe de ingenieros mando a hacer unas fortificaciones en el cerro de la Atalaya, quedaba este flanqueando a Cerro Gordo, sin embargo, el cuartel general mando no fortificar el cerro de la Atalaya, a lo cual Robles protesto por escrito, considerando esto una falta muy grave, no causando ningún efecto sus consideraciones.
[106] Un problema entre las importantes casas francesas, y los pequeños comerciantes franceses, buscando obtener el control del comercio textil hizo que los segundos buscaran otras alternativas, esta alternativa fue, la compra de una fábrica en Orizaba llamada Cerritos, otros pequeños comerciantes optaron por seguir sus pasos comprando algunas otras viejas fábricas o construyendo, muchas de las cuales se convertirían en las más importantes de México.
[119] Después de las primeras huelgas se impuso una intensa calma, hasta que en 1906 los trabajadores empezaron a demostrar su descontento con nuevas huelgas, publicaciones en periódicos y la formación del Gran Círculo de Obreros Libres.
Algunos trabajadores textiles, pertenecientes al Club Melchor Ocampo, escribían a esta publicación constantes cartas, a sabiendas de que al hacerlo recibirían represalias, como ser expulsados de las fábricas o ser consignados por revoltosos.