En los siglos siguientes, se construyó progresivamente la Confederación de los XIII Cantones hasta que alcanzó su independencia en 1648.
Suiza obtuvo un estatus federal en 1803 al ser dividida y reorganizada como República Helvética durante la ocupación de la Francia Revolucionaria gracias a Napoleón Bonaparte.
Debido a su política de neutralidad Suiza atravesó el siglo XX sin participar en guerra alguna.
A continuación llegó la inmigración de la tribu germánica de los cimbrios o cimbros, que dejan Jutlandia hacia 115 a. C. en dirección al sur[durrenmatt 1] a los cuales se unirán pocos años más tarde los teutones; a partir, más o menos, del año 100 antes de Cristo, la mayor parte del altiplano suizo será ocupado por cinco tribus helvéticas,[1] que mencionará por primera vez el historiador romano Tácito.
Como represalia, Roma envía un nuevo ejército mandado por Cayo Mario quien se enfrenta a los germanos el 102 a. C. y los extermina casi totalmente en la batalla de AquaeSextiae (actualmente Aix en Provence); los tigurios fueron forzados a regresar y establecerse en la región de Avenches.
Estos se habían ido estableciendo en el centro y el este del país buscando tierras cultivables, e impusieron allí sus dialectos germánicos.
Al caer el Imperio romano, cuando Odoacro depuso al último emperador romano Rómulo Augústulo en 476, esos foederati se transformaron progresivamente en reinos, extendiéndose de forma considerable en el valle del Ródano, el ahora cantón del Valais, y los puertos de montaña alpinos.
Las regiones de los Alpes orientales se vieron poco afectadas por esas invasiones y mantuvieron -incluso hasta hoy- un dialecto del latín vulgar, el romanche, también llamado retorrománico.
El territorio suizo se vio dividido entre la Francia Media, al oeste (al que correspondió la Borgoña, la parte occidental de la Suiza actual) y la Francia Oriental de Luis el Germánico, al que correspondió el reino alamán (la parte oriental suiza y el futuro ducado de Suabia), que formará parte del Sacro Imperio Romano Germánico.
Los habitantes de estos territorios eran principalmente campesinos, siervos (esclavos) y, por supuesto, nobles (ciudadanos).
Completamente olvidado, este pacto no se conoció hasta el siglo XVIII y fue publicado en su versión original en latín en 1760 por Johann Heinrich Gleser.
[10] Los hechos míticos descritos en la leyenda de Guillermo Tell también tuvieron lugar en esa misma época, inicios del siglo XIV.
En alemán este texto es el primero en el cual se utiliza el término Eidgenossen («Confederados», que, literalmente quiere decir «compañeros unidos por un juramento»).
Más tarde, en 1851 se definirá como escudo oficial del país la cruz blanca de brazos iguales sobre el fondo rojo.
Los cantones suizos aseguran parcialmente su independencia frente los dirigentes regionales, todos esperando saber la postura del Sacro Imperio Romano.
El problema se dio cuando el ejército de Zúrich llegó a la zona para ocupar los mismos territorios.
La dieta federal se encuentra dividida entre siete cantones católicos, dos mixtos y cuatro reformados, menos numerosos pero más poblados.
Sin embargo algunas semanas más tarde la ciudad del Leman cayó en manos de los revolucionarios.
Finalmente en 1798 tomando como pretexto la muerte de diez soldados destacados en Thierrens, las tropas francesas invadieron el país.
Lo que se llamaba Confederación de los XIII, pasaba a ser la “República Helvética, una y sola”.
Los territorios del antiguo obispado de Basilea ahora se limitaban a la ciudad misma.
La «república helvética una e indivisible»[nappey 4] según su nombre oficial, es un estado centralizado y unitario, gobernado por un directorio que nombra los gobernadores de los cantones convertidos en simples divisiones administrativos y cuyas fronteras fueron redibujadas de modo importante.
[nappey 6] Idos los franceses, varios cantones, en parte apoyados por las potencias europeas, se apresuraron a restaurar el antiguo régimen, mientras que la existencia de alguno de los nuevos cantones estuvo amenazada, en particular Argovia, que Berna quería recuperar.
El mismo año, se rechaza una revisión del pacto federal que introduce más libertades individuales.
En 1854, se funda la Escuela politécnica federal de Zúrich, mientras que los ferrocarriles privados comienzan a recorrer la meseta suiza.
El Consejo Federal recibe plenos poderes y la Asamblea Federal designa como General del ejército suizo a Ulrich Wille, decisión que está lejos de ser unánime, ya que se le considera demasiado cercano a Alemania.
[nappey 10] Las tropas suizas, relativamente bien preparadas y abastecidas, no sufren demasiado la guerra, pero la población suiza lo sufre hasta tal punto que en 1915, el Consejo Federal otorga al monopolio la distribución de cereales a la Confederación en un intento de luchar contra el mercado negro.
En la política interna, un socialista, Ernst Nobs fue elegido para el Consejo Federal por primera vez en 1943 y seguido por un segundo en 1959, es el establecimiento de la "fórmula mágica", que se mantiene sin cambios hasta 2003.
Los problemas confesionales del siglo XIX se olvidan y los artículos de excepción son esencialmente abolidos en 1973.
Sin embargo, la crisis económica de los años 1990 afecta al país: el desempleo llega a ser de más del 6 %, muchas empresas se reestructuran, otras se declararon en quiebra, y algunas pasan a manos extranjeras.