El Bosco

Un año después adquirió una casa en el lado oriental de la plaza del Mercado, la casa llamada «In Sint Thoenis» donde instaló su taller, dañado en el incendio que asoló la ciudad en junio de 1463.[8]​ Casado con Aleid van der Mynnen, el matrimonio tuvo tres hijos pintores: Goessen (c. 1444-1498), Jan o Johannes (c. 1448-1499) y Jheronimus, el menor, además de dos hijas llamadas Katharina y Herbertke.[19]​ En el curso 1486-1487 ingresó en la Illustre Lieve Vrouwe Broederschap (Ilustre Hermandad de Nuestra Señora) dedicada al culto a la Virgen y regida por una estricta regla religiosa.[21]​ En mayo de 1498 firmó un poder en favor del concejo de la ciudad para que pudiese cerrar negocios en su nombre lo que, unido a la ausencia de noticias documentales para los años inmediatamente posteriores, ha servido para sostener un viaje a Venecia en torno a 1500 del que no se tiene ninguna prueba.[18]​ En realidad, las lagunas documentales son constantes en la biografía del Bosco, pero nada indica que se ausentase mucho tiempo seguido de su ciudad natal.Según la calificó un cronista local, Bolduque era en vida del Bosco una «piadosa y agradable ciudad».[22]​ Aunque dependiente en lo eclesiástico del obispado de Lieja —hasta 1560 no tuvo obispo ni catedral— a comienzos del siglo XVI contaba con una treintena de edificios religiosos, atendidos en 1526 por 930 religiosos y 160 beguinas.Ese mismo invierno el duque y su padre, el emperador Maximiliano I de Habsburgo, visitaron Bolduque, pero no hay noticia de que le hiciesen otros encargos y ni siquiera es posible saber si ese Juicio Final fue acabado.[31]​ Años después, en 1742, en el folio 76 recto del álbum heráldico de la cofradía, y bajo un blasón vacío —el Bosco como artesano carecía de escudo nobiliario— una sencilla leyenda explicaba: «Hieronimus Aquens alias Bosch, seer vermaerd Schilder.La reflectografía infrarroja permite estudiar el dibujo subyacente que, a grandes rasgos, puede agruparse en dos tipos.Se han señalado algunas fuentes icónicas en grabados y drôleries para explicar detalles menores de sus figuraciones.[44]​ Un protagonismo destacado tiene el paisaje en Las tentaciones de san Antonio Abad del Museo del Prado, que parece haber sufrido algunos cambios desde su concepción original, cuando las copas de los árboles eran menos frondosas y el cielo tenía mayor desarrollo.[45]​ Las lagunas en la documentación hacen que no se pueda atribuir al Bosco ninguna obra con absoluta certeza.Aunque la datación por dendrocronología del ejemplar escurialense, entre 1498 y 1504 como fechas más tempranas en que pudo ser empleada la madera —1510-1516 para la versión del Prado— junto a la calidad de su ejecución y otros detalles menores, como la jarra sobre la mesa en la que está sentado el monje en la tabla central, que en la versión autógrafa quedó sin dar color, indican que pudo ser réplica hecha en el propio taller del Bosco y no copia tardía.[58]​ Los lienzos descritos entre los bienes de los Guevara adquiridos por la corona no se han podido localizar, pero sus asuntos denotan el género de pintura, entre la sátira y la crítica social, con el que se relacionaba la pintura del Bosco.La ceguera intelectual antes que física, representada en la estampa por dos músicos vagabundos con bordón de peregrinos santiaguistas, aparece así asociada a la mendicidad y al desarraigo, lo que para el Bosco, intérprete de la naciente burguesía neerlandesa, que identificaba sabiduría y virtud, equivalía a la exhibición —y condena— de un comportamiento vicioso, éticamente reprobable.[76]​ Tres de ellas, según el inventario hecho en 1548, se atribuían a «Jerónimo Bosque»:[79]​ En cuanto a los temas tratados, citaba los versos de Dominicus Lampsonius y abundaba en la presencia en su pintura de «espectros y monstruos infernales cuya contemplación resulta ser mucho más terrorífica que agradable».El cronista del felicísimo viaje, Juan Calvete de Estrella, refiere que allí el príncipe admiró sus cuarenta altares, pero solo describe un reloj que tenía, junto a una Adoración de los magos, un Juicio Final, con un cielo y un infierno «que es cosa de admiración y pone religión y temor en los ánimos».[85]​ La tesis, aceptada por los integrantes del Bosch Research and Conservation Project (BRCP),[86]​ ha sido vigorosamente contestada por Stephan Kemperdick, conservador del museo berlinés, por razones cronológicas —la tabla de Berlín no pudo pintarse antes de 1495— e iconográficas.[88]​ La presencia de obras del Bosco en Italia —dos trípticos y un políptico, todo ello en Venecia— es muy antigua, pero los testimonios escritos que han dejado son enormemente escasos.[90]​ Entre otras pinturas flamencas que describió en su Notizia d'opere di disegno Michiel encontró interesantes por la suave factura de su pintura al óleo,[91]​ tres obras con atribución a Ieronimo Bosch: «La tela dell'Inferno, con la gran diversità de monstri», la «tela delli Sogni» y la de la Fortuna con la ballena que se tragó a Jonás.[95]​ Con él se encontraba el Tríptico de santa Wilgefortis (Venecia, Gallerie dell'Accademia), al que ya había aludido Marco Boschini en Le ricche minere della pittvra veneziana, 1664, como martirio de una santa en la cruz con muchas figuras, deteniéndose en particular en una figura desmayada al pie de la cruz, que atribuía a un tal Girolamo Basi.[96]​[97]​ También de Venecia podría proceder el Tríptico del Juicio Final de Brujas, presumiblemente localizado en 1845 en la colección reunida en Raixa (Mallorca) por el cardenal Despuig, colección formada en buena parte en Italia.Subastado por sus herederos en París en 1900, el tríptico se encontraba desmontado y pegadas las puertas laterales en una sola tabla, según la Noticia histórico-artística de los Museos del eminentísimo señor cardenal Despuig existentes en Mallorca de Joaquín María Rover, donde se recogían con los números 111 y 123 las tablas tituladas El infierno y El infierno y el mundo con atribución a «Bosch», de quien decía Rover que, «aunque de apellido mallorquín, nació en Bois-le-Duc, en Holanda, a mediados del siglo XV: pasó gran parte de su vida en España, donde se cree que murió».Ellos popularizaron y vulgarizaron las escenas infernales habitadas por las figuras extravagantes que desde el primer momento se relacionaron con la obra del Bosco, tal como advirtió Felipe de Guevara, aunque el Bosco mismo —según decía— nunca hiciera esas figuras monstruosas sin propósito y contención.[108]​ Las menciones al Bosco son frecuentes en la literatura española del Siglo de Oro.Lo que con ello daba a entender se explica por otra alusión al pintor localizada en El alguacil endemoniado, precisamente uno de esos Sueños que Jusepe Martínez consideraba inspirados en las pinturas del Bosco.[111]​ El creciente interés por la psicología junto al desarrollo del psicoanálisis y el surrealismo impulsaron los estudios sobre la obra del Bosco, aunque centrándose en la explicación de su mundo de imágenes visionarias y misteriosas.[114]​ Los integrantes del Bosch Research and Conservation Project (BRCP) catalogan como autógrafas veintiún pinturas sobre tabla y veinte dibujos.
Cornelis Cort (grabador), retrato de Jheronimus Bosch; estampa en Pictorum Aliquot Celebrium Germaniae Inferioris Effigies , Amberes , 1572, con un epigrama latino de Dominicus Lampsonius cuya traducción podría decir: «¿Qué ven, Jheronimus Bosch, tus ojos atónitos? ¿Por qué esa palidez en el rostro? ¿Acaso has visto aparecer ante ti los fantasmas de Lemuria o los espectros voladores de Érebo? Se diría que para ti se han abierto las puertas del avaro Plutón y las moradas del Tártaro, viendo como tu diestra mano ha podido pintar tan bien todos los secretos del Averno». [ 1 ]
Anónimo, Mercado de telas de Bolduque , hacia 1530, óleo sobre tabla, 126 × 67 cm, Noordbrabants Museum, Bolduque; la séptima casa de la derecha, tras la casa azul, llamada Inden salvatoer , fue la residencia del Bosco y su esposa Aleid van de Meervenne.
Según el Bosco: Las bodas de Caná , c. 1560 o después, Róterdam , Museum Boijmans Van Beuningen . El sirviente que en segundo término presenta un cisne en una bandeja podría evocar los banquetes del Cisne organizados por la cofradía de Nuestra Señora, de la que el Bosco fue miembro activo.
Tríptico del Juicio Final , tabla central, óleo sobre tabla, 164 × 127 cm, Viena , Academia de Bellas Artes .
Las tentaciones de san Antonio Abad , óleo sobre tabla de roble, 73 × 52,5 cm, Madrid, Museo del Prado.
Mesa de los pecados capitales , óleo sobre tabla de chopo, 119,5 × 139,5 cm, Madrid, Museo del Prado. [ 50 ]
Tríptico del carro de heno , hacia 1512-1515; óleo sobre tablas de roble, 133 × 100 cm, tabla central, 136,1 × 47,6 cm cada una de las laterales, Madrid, Museo del Prado.
Cristo con la cruz a cuestas , 1505-1507; óleo sobre tabla de roble, 142,3 × 104,5 cm, Patrimonio Nacional , Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial .
Tríptico de la Adoración de los Magos , óleo sobre tabla, 138 × 138 cm, Madrid, Museo del Prado.
San Juan Bautista en meditación , óleo sobre tabla de roble, 48 × 40 cm, Madrid, Museo Lázaro Galdiano .
Tríptico de las tentaciones de san Antonio Abad , óleo sobre tabla de roble, 131,5 × 111,9 cm, tabla central, 131,5 × 53 cada una de las laterales, Lisboa , Museu Nacional de Arte Antiga .
Seguidor del Bosco: La visión de Tundal , óleo sobre tabla, 54 x 72 cm, Madrid, Museo Lázaro Galdiano .
Ecce Homo , óleo sobre tabla de roble, 71,1 x 60,5 cm, Fráncfort del Meno , Städel Museum .
Extracción de la piedra de la locura , óleo sobre tabla de roble, 49 × 34,5 cm, Madrid , Museo del Prado .