El éxito de la comedia les impulsa a viajar a Madrid, donde, a partir de 1889, estrenan varios sainetes líricos y juguetes cómicos con buen éxito lo que consolida su carrera, entre ellos: Gilito (1889), Blancas y negras (1892), La media naranja (1894), La buena sombra (1895), La reja (1897), El traje de luces (1898), El patio (1900).Ambos hermanos colaboraron en todas sus obras dramáticas y fueron miembros de la Real Academia Española.Sus obras fueron traducidas a varios idiomas;[cita requerida][1] se representaron en las más apartadas latitudes como en el Teatro Colón de Buenos Aires, por la compañía Guerrero-Mendoza que llevaba varias de sus obras cuando construyó aquel teatro y sus autores gozaron de innumerables homenajes, entre ellos uno muy conocido en los años veinte en Madrid en que colaboró todo el mundillo escénico.Es por ello por lo que en los años 1930 su arte se aprovecha en el cine, creando varios guiones para las películas de la mítica Estrellita Castro.Dramáticamente no aportan ninguna novedad sustancial técnica ni estructuralmente, pero depuraron el andalucismo de la misma forma que hizo Carlos Arniches con el madrileñismo.