En 1863 fue elegido diputado independiente por Almadén, provincia de Ciudad Real, escaño al que pronto renunciaría.
En 1875, tras la restauración borbónica, regresó a España y fundó el Partido Democrático-Monárquico, que en 1882 se fusionó en Izquierda Dinástica y acabó dentro del Partido Liberal de Sagasta.
Su gestión como ministro fue muy rebatida por el industrial vasco Víctor Chávarri, quien entendía que la gestión de Moret y el tratado con Alemania perjudicaban los intereses de la industria pesada española, logrando derribarlo del ministerio.
A la muerte de Sagasta, participó en las luchas por la dirección del partido, en dura pugna con Montero Ríos, pero su falta de resolución y los pocos escrúpulos que en ocasiones había demostrado, le cerraron el camino.
Durante este mandato, apoyó a los militares e hizo aprobar la Ley de Jurisdicciones, que puso las ofensas al Ejército y los símbolos y unidad de España bajo jurisdicción militar, con lo que conjugó en su contra a todos los sectores políticos catalanes.