Hermandad de la Entrada Triunfal (Córdoba)

Durante esta primera década la actividad interna no va a resultar demasiado intensa.

[3]​ Cabe destacar también que, a partir del Domingo de Ramos de este año el paso del Señor comenzó a incorporar nuevas imágenes para conformación de un paso misterio, las cuales son obra del imaginero Sebastián Montes, y entre las que se encuentran varios apóstoles como San Juan, Santiago y San Pedro, dos niños y varias mujeres hebreas.

[8]​ Al año siguiente, y tras el cambio de la Carrera Oficial al entorno e interior de la Mezquita-Catedral, la Hermandad volvió a hacer su tradicional salida desde San Lorenzo.

Se celebraron distintos actos, destacando el rosario vespertino que llevó a la Dolorosa al Santuario de María Auxiliadora.

La hermandad de la Merced le cedió su manto blanco adamascado en oro, en cariñoso homenaje al manto del mismo color con el que se la vistió por primera vez, y una saya del mismo color.

Fue tallada por el reconocido imaginero Juan Martínez Cerrillo, quien además realizó al menos una restauración de la obra.

La imagen original era de talla completa y miraba a uno de los laterales, hasta que en 1963 el mismo Martinez Cerrillo creo una nueva talla con el rostro parecido, al igual que las manos y pies.

En el año 1992, la imagen fue restaurada nuevamente, esta vez por el escultor y restaurador Miguel Ángel González Jurado, que eliminó y sustituyó zonas de escayola del cabello que estaban más deteriorados.

El diseño corrió a cargo del artista cordobés Fernando Alcalá Morales, bajo una estética del rococó francés de pura influencia versallesca en las mallas rocallas, cartelas y faroles arbóreos; haciendo conexión entre una estética real y la advocación de la imagen.

La talla de dicho paso, que corre a cargo del mismo diseñador, no se vislumbra con una fecha fija, sino que se irá realizando de manera progresiva en los años venideros.

Francisco Romero Zafra realizó un año antes a la dolorosa María santísima del Rocío y Lágrimas, titular de la corporación del Perdón con sede en el convento del Buen Pastor de la capital cordobesa, y quiso realizar otra con aspecto semejante, aunque al final difirió en otra talla de pómulos menos marcados, una boca asemejando una sonrisa para matizar el drama, y ojos morenos algo más grandes, dando lugar a hechura de Nuestra Señora de la Palma.

Francisco Romero Zafra solicitó ataviar la imagen a Fray Ricardo de Córdoba para que fuera fotografiada por José Aguilera Carmona en el antiguo estudio del artista, que en ese momento se situaba en la calle Obispo Fitero.

Fray Ricardo la vistió con una saya en color verde y un manto blanco bordado en oro, cedidos por vecina hermandad de la Sangre con sede en el antiguo convento del Císter.

El convento, ubicado en los terrenos que hoy ocupan los Jardines de la Victoria, habría albergado la imagen a partir del siglo XVIII, siendo esta posiblemente una donación u obra concebida en el contexto de la pujanza de la platería y la imaginería local en esa época.

La venta del recinto por parte de Francisco García Hidalgo, tras haberlo adquirido tras la exclaustración, y su posterior demolición en 1867 ordenada por el Ayuntamiento, señalan hitos que contribuyeron a la pérdida de trazabilidad de muchas piezas asociadas al antiguo convento, incluyendo esta talla.

Este acto, que en épocas recientes llegó a culminar con una salida procesional, pone de manifiesto la capacidad de las cofradías para resignificar y revitalizar imágenes históricas, adaptándolas a las transformaciones litúrgicas y culturales.

En este sentido, la incorporación del Niño Jesús portado por la Virgen puede interpretarse como una operación de actualización simbólica, acorde con el carácter letífico que la Hermandad ha decidido conferir a esta pieza.

La transición de su función, de un protagonismo procesional a un papel más íntimo y contemplativo, evidencia no solo el dinamismo del culto mariano en Córdoba, sino también la flexibilidad inherente a las hermandades como agentes vivos de la religiosidad popular, ya que en años anteriores los cultos concluían con una procesión.

Si bien aún queda por esclarecer el contexto de su creación y su historia temprana, su inclusión en el ámbito devocional contemporáneo subraya la relevancia de los estudios históricos y artísticos como herramientas fundamentales para profundizar en el conocimiento del legado material y espiritual de la ciudad.

En este sentido, esta talla se erige no solo como objeto de culto, sino como una pieza cargada de significados históricos que aguardan ser completamente desentrañados mediante futuras investigaciones.

Nuestra Señora de la Palma sobre su paso de palio.
Nazarenos de la Hermandad acompañando a la Hermandad del Calvario , en la tarde-noche del Miércoles Santo .
Nuestro Padre Jesús de los Reyes en su paso de misterio
Nuestra Señora de la Palma .
María Santísima de la Victoria .