Cuando se produjo el suceso de las endemoniadas de Loudun, trató de calmar el malestar público y poner fin a los exorcismos, pero se adelantó el Cardenal Richelieu que, en sus acciones contra los hugonotes en la región, envió un agente a tratar el tema, el Baron de Laubardement.
Nombrado teniente general por sus excelentes cualidades como navegante, Henri Escoubleau estuvo al mando de la Arme du Ponant contra los españoles, con sendas victorias en Guetaria (julio de 1638) y Laredo (agosto de 1639), pero fue derrotado en Fuenterrabía (1638).
A Henri se le asignó la flota de Levante.
Perdido entonces el apoyo de Richelieu, se le envió al exilio en Provenza.
Tiempo después obtuvo permiso de Luis XIII para regresar a su diócesis de Burdeos, a pesar de que había sido destituido como arzobispo por el Papa al haberse enfrentado a él en Casale.