Los ingenieros reales aislaron la ciudad trazando 12 kilómetros de trincheras reforzadas por once fuertes y dieciocho reductos.
Además, Richelieu ordenó la construcción de un dique que cortara el acceso marítimo a la plaza.
Cuatro mil obreros lo levantaron a las órdenes del ingeniero Clément Matézeau sobre restos de navíos hundidos, y en el mismo se emplazaron cañones para hacer frente a los buques ingleses que intentaran acercarse.
Richelieu aceptó la proposición de crear una alianza franco-española contra sus enemigos comunes protestantes.
Desde allí marchó hasta las proximidades de La Rochela, en donde permaneció anclada sin llegar a participar en los combates.
La segunda, bombardeó las posiciones francesas en septiembre e intentó forzar el bloqueo, tras lo cual regresó a Inglaterra.
Esto, debido a la hambruna, las enfermedades y las muertes acaecidas en los encarnizados combates del sitio.
El 21 de agosto la última ciudad rebelde frente al rey, Montauban, se rendía.